¿Haz pecado de tal manera que te sientes avergonzado de dirigir una oración al Padre celestial?
Pecado y nuestra culpabilidad
Muchas veces nosotros hemos pecado de esa manera, ya sea volviendo a los mismos pecados que cometíamos y gozábamos antes de que Cristo nos redimiera o también mientras servimos al Señor en alguna función, nos damos cuenta cada vez mas de nuestra pecaminosidad y nuestra necesidad de Cristo. El pecado cada vez con mas fuerza nos asecha, y osadamente con mas ímpetu por medio de la tentación, por medio de nuestra concupiscencia, por las noches en nuestras camas, no podemos conciliar el sueño, nos dan ganas de comer o ver alguna serie, el facebook, etc. Entre el sueño se logra ver siluetas o ciertas figuras que simulan al sexo opuesto, para hacernos caer en pecados sexuales. Cuando estamos solos, por mucho tiempo, vienen pensamientos de amargura, aflicción y nace un resentimiento que uno no comprende bien si es por lo que hay en nuestro corazón o por influencia demoníaca, pero que uno logra discernir que no esta bien. Vemos un carácter cada vez mas horrible a diferencia de antes, sin Cristo, que nos parecía normal o de poca importancia. Cada vez más nos damos cuenta que todo nuestro esfuerzo para luchar contra el habito pecaminoso, esa piedra de tropiezo que no nos deja actuar con libertad de conciencia no resulta, porque cada vez que tiene oportunidad de hacernos caer, no perdona y sin piedad nos engaña, lo peor de todo es que, le damos lugar a que pase, le permitimos anidar en nuestras mentes sus mas sucios y desquiciados pensamientos si viene externamente, si es internamente de nuestra concupiscencia nos dejamos llevar. Hay tanta mundanalidad en nuestra vida, tanta distracción, por todos lados nos quieren hacer caer. Que el Señor tenga misericordia de nuestra vida podrida en pecado, que nos limpie de esa podredumbre, que ponga el verdadero temor, ese que nos aparta del mal (Proverbios 16:6), por ende, aborrecer el pecado (Job 28:28). El asunto es que cada uno de nosotros por esta misma causa nos hemos avergonzado de tal manera que ni siquiera nos atrevemos a mirar hacia Dios, nos hemos sentido tan culpables que pensamos fuertemente en esos momentos que ni siquiera somos dignos de llamarnos sus hijos, de que el Espíritu Santo produzca arrepentimiento, de que por su gracia nos quiera salvar. Una oración amarga, en llanto, enojados con nosotros mismo por haber entristecido al Espíritu con nuestro pecado, por haber abusado de la gracia de Dios, por despreciar la sangre del Cristo en haber caído en la tentación, en voluntariamente haber pecado. ¿Nos hemos dado cuenta de todo aquello?
Pecaminosidad latente y mostrada por Dios
El Señor es tan bondadoso que nos muestra y nos hace saber cada vez mas de nuestra situación pecaminosa, Dios es quien revela esta condición progresivamente, a medida que caminamos por fe y servimos en santificación, pero aún así caemos en ciertos pecados y que muchas veces no sabemos bien como afrontarlo. Miremos lo que dice la escritura y entenderemos mas claramente del por qué nos damos cuenta cada vez mas de nuestra situación pecaminosa:Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada oculta a su vista, sino que todas las cosas están al descubierto y desnudas ante los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta. (Hebreos 4:12-13)
El versículo 12 es muy citado en nuestros días, hasta en las alabanzas mas famosas se canta que la palabra de Dios es viva..., pero el asunto es que estos versículos 12 y 13 describen qué hace esa poderosa palabra, un efecto cortante, dando una descripción del poder de esta palabra en comparación con una espada de dos filos, pero que es mucho mas efectiva, mucho mas veraz y poderosa, que en vez de cortar literalmente o matar en una guerra, descubre el ser del hombre y sus pensamientos, las emociones y las intenciones, todo nuestro ser, entonces por eso es que podemos saber de nuestro estado pecaminoso, porque el Señor es quien lo muestra, haciéndonos saber en nuestra consciencia, para que admitamos el error y no endurezcamos nuestro corazón con el pecado, con la lascivia, con el enojo sino que procedamos por su gracia al arrepentimiento, incomodándonos de tal manera, poniendo nuestras fuerzas al tope si fuese necesario para no andar cómodos con nuestra vida de pecado, por lo menos a los redimidos por Cristo. Y también describe que nada se oculta de su vista haciendo ver su omnipresencia y omnisciencia, por lo que nada escapa de su conocimiento (Salmos 139). El profeta Jeremías en sus escritos contra el pueblo de Israel en aquél entonces, habla que el pueblo tramaba cosas malas contra su vida, pero lo que quiero enfatizar es la descripción que habla en este versículo: "Mas, oh Señor de los ejércitos, que juzgas rectamente, que examinas los sentimientos y el corazón, vea yo tu venganza contra ellos, porque a ti he expuesto mi causa." (Jeremías 11:20), esto es de temer, porque el Señor conoce todo lo perverso que hay en el ser humano, también que es justo y que rectamente balanza toda intención, toda obra. Con esto quiero dejar en claro que si hemos hecho todo lo malo ante su presencia, si hemos vuelto a los pecados anteriores, si hemos voluntariamente desobedecido sus mandamientos, entonces no nos quedemos como estamos, todavía tenemos oportunidad de reconciliación y así evitar una consecuencia mas fuerte en nuestras vidas, por causa de estar viviendo en pecado. El Señor por medio de su Espíritu nos hace saber por medio de nuestra consciencia lo mal que hemos hecho, pues, el Espíritu convence de pecado, como declara Juan: "Y cuando El venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio; de pecado, porque no creen en mí; de justicia, porque yo voy al Padre y no me veréis más; y de juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido juzgado." (Juan 16:8-11), también por medio de su palabra revelada, la que revela la triste condición de nuestra vida acá en esta tierra, entonces de esta manera, aprovechemos esa oportunidad de humillarnos ante él, que produzca un verdadero arrepentimiento.
Cristo, nuestra reconciliación
Esta es la esperanza verdadera que vengo a hablar, si todavía estamos en esta situación, en Cristo podemos santificarnos mas. ¿Hemos llegado a la conclusión de que nadie nos entiende, de que nadie podrá sacarnos de ese abismo pecaminoso? Las sagradas escrituras declaran lo siguiente:Teniendo, pues, un gran sumo sacerdote que trascendió los cielos, Jesús, el Hijo de Dios, retengamos nuestra fe. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado. Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. (Hebreos 4:14-16)
Cristo Jesús es quien se compadece de nuestra debilidad, el fue tentado en todo, pero nunca pecó, él es el sumo sacerdote eterno, mediador entre Dios y nosotros, que por su sangre derramada en la cruz, podemos alcanzar verdadera reconciliación y perdón de pecados, Jesús sabe todo nuestro mal, sabe cuales son nuestras debilidades, Dios sabe toda nuestra podredumbre interna, esa que nos lleva al pecado y cada vez a pecar con mas fuerza. Jesús a pesar de que aborrece el pecado, se compadece realmente de nosotros y por esto mismo nos insta, nos muestra, nos hace saber en nuestra conciencia de la podredumbre en la que estamos, la condición inmunda del ser humano caído, para que procedamos al arrepentimiento, para que nos acerquemos con corazón sincero ante el Padre, para que recibamos misericordia y que su gracia nos ayude verdaderamente contra el pecado, así llevar una vida en victoria, en la libertad del Espíritu, obrando el propósito de Dios en nuestras vidas, con gozo, con ternura y gran misericordia para con nuestro prójimo, aborreciendo con fuerza el mal que incluye todo pecado e inmundicia por medio de su sabiduría e inteligencia, como declaró Job: "Y dijo al hombre: “He aquí, el temor del Señor es sabiduría, y apartarse del mal, inteligencia.” (Job 28:28), pero con la ira de Dios, esa que es santa y nos hace bien, esa que no nos paraliza sino que nos hace honrar su palabra, sus mandamientos, nos motiva a amar y nos aparta del mal: "Con misericordia y verdad se expía la culpa, y con el temor del Señor el hombre se aparta del mal." (Proverbios 16:6). Si aún así no estamos convencidos de todo lo anterior, consideremos las siguientes palabras:
... puesto que tenemos un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, teniendo nuestro corazón purificado de mala conciencia y nuestro cuerpo lavado con agua pura. Mantengamos firme la profesión de nuestra esperanza sin vacilar, porque fiel es el que prometió (Hebreos 10:21-23)
Estas son palabras gloriosas que el Señor permitió escribir, para nuestra consolación, por cuanto él sabe de nuestra pecaminosidad, de nuestra debilidad, de nuestra falibilidad en todo asunto, porque el quiere redimir a su creación. Jesús es fiel, a pesar de nuestro pecado, el es fiel a su palabra, por eso lo mejor es ser sincero ante el, en temor y temblor, en llanto pedir una conciencia limpia, mas dominio propio para servirle y evitar el pecado, porque él quiere que sigamos firmes en la fe sin variar, sin doble animo, pero esto se consigue rendidos a sus pies, en medio de la oración constante y sincera, perdonando y pidiendo perdón, porque Dios quiere seguir transformando nuestras vidas, no por nada dejó manifiesto lo siguiente:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en El, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por El. (Juan 3:16-17)
Este es el verdadero amor de Dios, que a pesar de nuestra maldad, envío a Jesús a morir en esa cruz por todo esos pecados que nos acedia, para que creyendo en él, tengamos acceso a la vida eterna (1 Juan 1:2-4). Aprovechemos de esta promesa, porque llegará el día que Dios juzgara a todos y nos dará paga conforme a nuestras obras (Romanos 2:6-8). Aún así dejo manifiesto esta palabra muy importante, porque de esta forma alcanzaremos misericordia: "El que encubre sus pecados no prosperará, mas el que los confiesa y los abandona hallará misericordia." (Proverbios 28:13), entonces por esto es importante siempre confesar los pecados ante Dios y apartarse de ellos con el temor de Dios, para alcanzar misericordia oportuna.
Radical contra el pecado
Recuerda que la palabra de Dios es viva, por ende, da vida espiritual al que cree y confía en Jesús, no nos conformemos ni estamos nunca tranquilos llevando una vida de pecado, siempre corramos a los pies de Jesús, que nuestra imperfección de falibilidad no sea pretexto para seguir dando rienda suelta a nuestras pasiones desordenas ¿hay pecados que no hemos podido dejar? ¿hay una debilidad, un ídolo que viene en las noches a nuestra mente para sacudirnos con su tentación en el pecado?, seamos radical en ese ámbito, contra todo lo que nos hace caer y nos condene, en Marcos se escribió lo siguiente:
Y si tu mano te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo las dos manos ir al infierno, al fuego inextinguible, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. (Marcos 9:43-48).
Esta palabra se puede aplicar de la siguiente manera, si tenemos problema con la borrachera, seamos radicales y si es necesario no juntarnos mas con quienes nos induzcan a tomar como también evitar ir a las botillerías o licorerías, donde vendan esos productos, entonces no juntarse con ellos y no ir a esos lugares. Si tenemos problemas con nuestro mal carácter lo único que me queda decir es perdonar de corazón y cuando vengan esos pensamientos de rencillas en contra de nuestros hermanos, contrarrestarlas con un deseo fuerte de bendecir y amar a esos hermanos, de plegaria profunda al Señor para que el odio y la rabia no nos domine, en humillación total ante el Padre y también importante, no estar demasiado tiempo solos, porque en la soledad y estando ociosos pensaremos puras tonteras irreales, contiendas vanas que nos harán pecar. Si tenemos problemas con la droga, lo mismo [en lo radical] que el que tiene problemas de alcohol, no frecuentar esos lugares donde consumen alguna droga, evitar lugares apartados para estar solos mucho tiempo, romper lazos de amistades si es necesario. Si tenemos problemas sexuales, con la pornografía, con la lascivia y deseos impuros, mismo procedimiento del que tiene problemas con el alcohol y con las drogas, no frecuentar lugares de prostitución, no comer mas de la cuenta sobre todo en la noche, evitar estar mucho tiempo solos con el celular o con el computador, de tal manera que si es necesario no ir a la playa para no ver mujeres atractivas en trajes de baño, no ir en lo absoluto, deshacerse del celular si fuese necesario para no ver cosas que no debemos ver ni dar lugar al diablo en nuestras vidas. Tenemos que ser radical contra toda clase de pecado y no solo contra nuestra debilidad. La lucha contra el pecado es la mas grande que tenemos, mucho mas que contra los principados demoníacos.
La verdadera forma de luchar
En todo lo anterior tenemos que ser radicales, pero no es solo evitar el hacer o ir a ciertos lugares sino con la fuerza y purificación del Señor principalmente en nuestros corazones, de esta manera se vence la pecaminosidad con la obra espiritual del Espíritu en nosotros, entonces confiemos en Dios y en el poder de su fuerza, porque nuestra lucha es espiritual y en la carne nunca venceremos porque es débil (Mateo 26:41), por lo que siempre estaremos sirviendo al pecado, se entiende que con mayor razón, debemos confiar en Dios: "Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en el poder de su fuerza." (Efesios 6.10). Entonces la única forma de luchar es estar sumergidos con la fuerza del Espíritu, con el poder de Dios y nunca confiemos en nosotros mismos ni en nuestra propia fuerza, así dice la palabra: "porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis." (Romanos 8:13). Y para vivir en el Espíritu uno tiene que por fe practicar constantemente la disciplina de la oración (Efesios 6:19), en canto y alabanzas, adorando en espíritu y en verdad (Juan 4:23-24), para de esta manera estar llenos del Espíritu:
Así pues, no seáis necios, sino entended cuál es la voluntad del Señor. Y no os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución, sino sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, himnos y cantos espirituales, cantando y alabando con vuestro corazón al Señor; (Efesios 5:17-19).
Esto nos da indicio fuertemente de no descuidar la oración. Estoy consciente que no es fácil hacer frente a todas estas amenazas, pero es necesario que el Señor salve y redima nuestro ser, que alcancemos salvación de nuestra alma (1 Pedro 1:9) en la santificación del Espíritu en nosotros que además el apóstol Pablo exhortó lo siguiente con respecto a nuestras debilidades y el pecado:
Esta es la postura en cuanto a nuestro cuerpo y la manera de conducirnos en esta vida, que presentemos todo nuestro ser a Dios y servirle en santidad. Nuevamente recordar que la batalla que llevamos a cabo no es con nuestras fuerzas, en Zacarías describe que en el Espíritu se lucha la batalla: "No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” —dice el Señor de los ejércitos." (Zacarías 4:6), pero en este caso es luchando con el poder del Señor, entonces no es andar con esos malos entendimientos de andar decretando o declarando fabulas artificiosas ni transformarse en un superheroe (explicación para los mas jóvenes) en medio de una oración o en una predica, hablando e insultando al espíritu de no se qué, atando cada extrañeza, no hay necesidad de aquello que mas bien estorba y desprestigia al verdadero cristianismo sino con el poder del Señor de acuerdo a lo establecido en su palabra, de acuerdo con lo que el Espíritu guíe en ese momento a hacer fundamentado con lo que reveló en lo escrito, con relación a lo que expuse anteriormente, la verdadera forma de luchar y esta es espiritualmente, principalmente evidenciando el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Esta es la solución resumida de este escrito, porque hay mas áreas que nos ayudarán a crecer y evitar estar viviendo en pecado que no se han abordado con detalles en este escrito. La verdadera lucha se pelea con la fuerza del Señor y el dominio propio del Espíritu Santo que produce en nosotros cuando llevamos una vida constante de obediencia a Cristo.
... no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias; ni presentéis los miembros de vuestro cuerpo al pecado como instrumentos de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia... ...Porque de la manera que presentasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, para iniquidad, así ahora presentad vuestros miembros como esclavos a la justicia, para santificación. (Romanos 6:12-13, 19)
Esta es la postura en cuanto a nuestro cuerpo y la manera de conducirnos en esta vida, que presentemos todo nuestro ser a Dios y servirle en santidad. Nuevamente recordar que la batalla que llevamos a cabo no es con nuestras fuerzas, en Zacarías describe que en el Espíritu se lucha la batalla: "No por el poder ni por la fuerza, sino por mi Espíritu” —dice el Señor de los ejércitos." (Zacarías 4:6), pero en este caso es luchando con el poder del Señor, entonces no es andar con esos malos entendimientos de andar decretando o declarando fabulas artificiosas ni transformarse en un superheroe (explicación para los mas jóvenes) en medio de una oración o en una predica, hablando e insultando al espíritu de no se qué, atando cada extrañeza, no hay necesidad de aquello que mas bien estorba y desprestigia al verdadero cristianismo sino con el poder del Señor de acuerdo a lo establecido en su palabra, de acuerdo con lo que el Espíritu guíe en ese momento a hacer fundamentado con lo que reveló en lo escrito, con relación a lo que expuse anteriormente, la verdadera forma de luchar y esta es espiritualmente, principalmente evidenciando el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Esta es la solución resumida de este escrito, porque hay mas áreas que nos ayudarán a crecer y evitar estar viviendo en pecado que no se han abordado con detalles en este escrito. La verdadera lucha se pelea con la fuerza del Señor y el dominio propio del Espíritu Santo que produce en nosotros cuando llevamos una vida constante de obediencia a Cristo.
Conclusión
El pecado nos asedia y aumenta cada vez mas en nuestro tiempo, cuando hemos pecado nos hemos avergonzado de tal manera que ni siquiera nos atrevemos a suplicar ante Dios, Cristo es nuestro ayudador, reconciliador ante el Padre y por su Espíritu nos muestra la horrible condición pecaminosa que tenemos, para que no estemos cómodos en nuestra vida de pecado y nos arrepintamos oportunamente, también nos muestra a través de nuestra consciencia la podredumbre espiritual y carnal del ser humano a medida que avanzamos en nuestra comunión y santificación. El Señor conoce todo lo del hombre, su corazón y su mal camino. Radicalidad contra el pecado, contra las tentaciones, nuestra verdadera lucha pero con la ayuda de Dios, viviendo por fe su palabra, confiando en su fuerza, para no vivir y no caer en pecados desastrosos que ofenden a Dios. Aún sabiendo el Señor nuestra falibilidad y estado de pecaminosidad, el extiende su misericordia, la esperanza de perdón y reconciliación por medio de él. Afortunada esperanza para renovar nuestro ser ante Dios, sobre todo para quien esté leyendo esto ahora. Que Señor nos ayude y tenga misericordia de nuestro estado caído, que nos renueve en el espíritu para que evitemos la vida de pecado en nosotros. Gracias Señor por permitir escribir esto, a usted sea la gloria.
https://estudiandosuescritura.blogspot.com/
https://estudiandosuescritura.blogspot.com/
Nota:
Versión bíblica usada en este articulo: La biblia de las américas 1997 (Lockman Foundation).
Descargar documento PDF
Descargar documento PDF
Excelente hermano Víctor❤️ Gracias por bendecir mi vida con estas palabras!!!
ResponderBorrar