
"La persona que se compromete, hace un juramento, una promesa no debe faltar a su palabra. Es tan simple como eso".
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Saludo
Le saluda su hermano Víctor Ñancucheo para compartir un devocional. El texto base se encuentra en el libro de números, capítulo 30 versículo 1 en adelante, en la nueva traducción viviente (NTV) y dice así, en el nombre de Jesús:
Moisés mandó llamar a los jefes de las tribus de Israel y les dijo: «Esto es lo que el Señor ha ordenado: un hombre que hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento jamás deberá faltar a su palabra. Tiene que cumplir exactamente con lo que dijo que haría (Números 30:1-2 NTV).
Evidentemente, nombra Moisés y habla de “los jefes de las tribus en Israel” en el pueblo de Israel, bajo el antiguo pacto (AT) antes de Jesucristo sobre un mandamiento de Dios. La persona que se compromete, hace un juramento, una promesa no debe faltar a su palabra. Es tan simple como eso. Si revisamos en la versión Reina Valera 1960 (RV1960) en el versículo 2 menciona: “Cuando alguno hiciere voto a Jehová, o hiciere juramento ligando su alma”, o sea, hay una implicancia de atarse a lo que uno dice. Si no cumplimos seremos mentiroso y viene una consecuencia, porque desobedecer a Dios es pecado.
En un cuerpo de carne
Ahora, hablando en este podcast sobre nuevos creyentes o “nuevo comienzo” es algo crucial [cumplir nuestros compromisos], es para toda la vida. Existen creyentes que pueden llevar 20 años, 30, 40 o gran parte de su vida sirviendo a Jesús, han entrado a esta economía o “dispensación de la gracia”, sea por falta de fe o por distracción en cosas que no nos conviene, naturalmente, nuestro cuerpo es de carne y estamos siendo redimidos. Cuando creemos en Jesucristo no somos automáticamente perfectos, infalible, sin pecado. Tampoco la gracia nos hace impecables y libre de error, eso es totalmente falso.
Perfección que no es infalibilidad
Cuando la escritura habla de perfección tiene un contexto y se refiere a:
- “Perfectos de acuerdo a una función”: por ejemplo, si hablamos del ministerio pastoral, la persona que tenga el llamado va a ser perfecta para realizar ese rol, va a ser adecuada, madura e idónea, en vez de quien que no tenga ese llamado. Una persona que hace de evangelista no va a tener el mismo efecto, hablando de perfección, de algo idóneo, ideal para tal tarea.
- También, habla del “amor”: perfectos en amor, como “vuestro Padre es perfecto” (Mateo 5:48) y en el contexto habla de “dar a los demás, de saludar” aunque no saluden. Tiene que ver con el amor al prójimo.
- Y, por último, “de perfección como madurez”: en nuestra cosmovisión cristiana no se refiere a infalibilidad, solamente Jesús, solamente Dios tiene ese atributo incomunicable, aunque tiene que ver más con su esencia, su ser. Nosotros no somos infalibles, aunque debemos perfeccionarnos (Efesios 4:13; Santiago 1:4), entiéndase como madurez, en este caso, no importa si estamos comenzando, si llevamos 20 años por falibilidad tropezaremos. Y, en este caso, sería cuando se promete sin cumplir.
Lucha en el proceso
Santiago ilustra bien cuando dijo: “pero sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos” (Santiago 1:22). Aun siendo redimidos por Cristo, vivimos en lucha contra un ambiente que normaliza el pecado, entonces, en Cristo, luchamos, pero no se puede dejar [los hábitos de pecado] de una. Existe [esta lucha] porque hay un proceso, en el buen sentido porque no va a faltar quien malentienda este tema, pero proceso como “un camino”, “desintoxicarse”, el “trato” del Espíritu en la santificación; no como excusa. Algunos usan la excusa del “proceso” para justificarse: “Yo estoy en proceso”, pero nunca cambian, porque realmente usan el proceso, la terminología para justificar su perverso corazón. Es una manera equivocada de tomar el proceso. Cada uno de nosotros, en este caso, usted y también en mi caso fallamos [todos fallamos en algún punto]. Es importante el intento de ser íntegros y cumplir con lo que decimos.
El silencio como validación de la mentira
Algo que llamó mi atención de esta lectura es la descripción cuando hay alguien que asegura, digamos, una mentira y si quedamos en silencio indirectamente somos cómplices. No es siempre. No siempre el silencio otorga, pero hay situaciones que en donde sí otorga. Continuamos con en el versículo 3, dice así en la Nueva Traducción Viviente en números 30 versículo 3:
Si una mujer joven hace un voto al Señor o una promesa bajo juramento, mientras todavía vive en la casa de su padre, y su padre se entera del voto o de la promesa y no se opone, entonces todos sus votos y todas sus promesas siguen en pie. Sin embargo, si su padre, el día que se entera, se niega a darle permiso para que cumpla el voto o la promesa, quedarán anulados todos sus votos y todas sus promesas. El Señor la perdonará porque su padre no le permitió cumplirlos (Números 30:3-5 NTV).
Es interesante porque acá hay una figura de autoridad, el hombre en ese tiempo. La cultura hebrea le da más prominencia al hombre. Lo interesante es que, si había una mujer con su padre, si esa hija hace voto se compromete, pero el padre queda callado, no se opone, no hace un alegato, todas esas promesas se cumplen, o sea aquí el silencio otorgó. Es interesante, porque nosotros, en este siglo XXI, a veces, por temor a ser confrontados, no decimos la verdad o puede pasar que nos quedamos callados en son de la supuesta prudencia, pero al fin y al cabo es cobardía o indiferencia. Al no corregir, en ciertos casos, es como si confirmamos o dejamos que la mentira triunfe. Es lo que pasa, pero no son en todos los casos, hay veces que sí debemos guardar silencio.
Cuando una persona o yo estoy desviado del evangelio, no estoy firme en la fe, ni en integridad; cuando no estamos en integridad, no tenemos dominio propio. Al no estar en integridad quiere decir que estamos faltos de oración, o si tenemos oración estamos faltos de lectura de la Biblia, de compromiso por la verdad, por Cristo, faltos de fe por lo que titubeamos, y en ciertos casos, que es necesario decir la verdad y no la hacemos y bueno…, se puede aplicar a muchas otras cosas…
Lo importante que considero, supongamos, se presenta una mentira, por ejemplo, se supone que estoy viviendo en una casa cristiana con principios cristianos, donde, más que hablando de Dios, es una vida ejemplar de perdón, buena disposición, paz. Aunque tengamos diferencias como familia, el respetar, reine la paz que sobrepasa todo entendimiento, que es Jesucristo. De repente, llega una hija con una botella de alcohol, después de una fiesta. Se supone que es una familia cristiana, digamos que, esta persona es cristiana también. Si llega, sé que no está bien lo hecho, si veo en ella una actitud de indiferencia, hay que pedir sabiduría para…, claro, si uno sabe, ya tiene el conocimiento y las agallas para decir que está mal, pero si veo que mi hija, o mi hijo llegó así, pero muestra una actitud extraña en el buen sentido, la conciencia le acusa, bueno…, eso ya es más opcional, en mi caso, no me vería forzado en llamar la atención, es evidente, que la tristeza de Dios (2 Corintios 7:10), el Espíritu santo está tratando con esa persona, para que no lo haga más, pero también se vale decirle [exponer su pecado]. Más que eso, es siempre que esté implícito, siempre esté el hábito de la oración personal, porque a veces uno llama la atención y empeora la situación [por no ser guiado por Dios]; la idea es no hablar en la carne, es una situación hipotética, pero pasa en muchas familias.
Aunque en los versículos del tres al cinco habla sobre el compromiso de todos, de todas esas cosas, es importante verlo como expuse en el tema de quedarse callado o hablar, entonces pregunto, ¿cuántos estamos dispuestos a ser fiel a la verdad, aunque el mundo esté en contra?, es difícil. Entiendo si esa fue la respuesta, porque todos nosotros somos humanos. Hay cierto grado de temor. Quiero recordar que si Cristo está en nosotros, ¿quién contra nosotros? (Romanos 8:31).
Sabiduría en los compromisos
Lo que propongo es pedir sabiduría, porque nos ayudará a actuar con prudencia, cuando decir y no decir. Gloria a Dios. Sigamos leyendo el versículo 6 que dice así: “Ahora bien, supongamos que una joven hace un voto o se compromete a sí misma al hacer una promesa impulsiva y luego se casa” (Números 30:6 NTV). ¿Cuántos hicimos promesas guiadas por la emoción del momento, en vez de esperar la voluntad de Dios? Es interesante, si uno hace esto pero no corresponde a la autoridad, a la cual, estamos sometidos, porque continúa el versículo 7:
Si su marido llega a saber de su voto o de su promesa y no se opone el día que se entera, sus votos y sus promesas siguen en pie. Sin embargo, si su marido se niega a aceptar su voto o promesa impulsiva el día que se entera, sus compromisos quedarán anulados y el Señor la perdonará (Números 30:7 NTV).
Comienza en este capítulo que habla sobre prometer, se liga, se amarra y si no se cumple, de manera implícita, es culpable. Si alguien se comprometió y está por debajo de nuestra autoridad, si nos quedamos callados avalamos esas promesas, pero si protestamos, hablamos no estar de acuerdo, se anulan las demás.
Lo último que mencioné, en cuanto a la autoridad de la familia, en este caso, de su marido con su mujer, añado un elemento, comprometerse de manera impulsiva. Uy. ¿Cuántos hablamos de manera impulsiva y después no cumplimos?, son como tres aspectos que se pueden sacar del mismo principio
Hay veces que nos comprometemos, por ejemplo, soy menor de edad estoy bajo autoridad de mi padre y hago un compromiso, si mi papá no deja, se anula. Fue un pecado por mi parte por comprometerme sin considerar la aprobación de mi padre. Aún así, el Señor perdona, va implícito el arrepentimiento. es interesante lo que se puede aprender de estos versículos.
No importa si somos nuevos en la fe, si llevamos 20 años, gran parte de nuestra vida sirviendo a Cristo. Aunque tengamos la estatura de la plenitud de Cristo, puede pasar que nos comprometamos y no cumplamos. Si es tu caso, en Cristo existe perdón, en él tenemos abogado, a Jesucristo el justo (cf. 1 Juan 2:1). Si estoy hablando este tema, el Señor me expuso, confrontó porque estoy fallando, así como todos fallamos, tú fallaste así como todos fallamos, pero la palabra es bendita, no se queda solo en mostrar nuestra condición, siempre muestra la salida. El problema es quedarnos [nos paralizamos o quedamos pegados] en nuestros méritos y nos condena, porque nos alejamos de Jesús y nuestra actitud es clave. Usted puede ser joven o anciano, este podcast, audio va principalmente para nuevos en la fe.
Asimilar a Dios y no seremos inconstantes
Anteriormente se habló sobre asimilar a Dios en nuestra vida. Si tomamos ese tema, precisamente por esa falta de asimilación a Dios, en medio, por no estar disciplinando nuestra vida, no estar conociendo a Dios por medio de su palabra, no congregarnos, no ser fieles en lo poco para ser fieles en lo mucho, caemos en un estado de doble ánimo, algunos en depresión, problemas del alma emocionales, sentimentales. Tenemos ganas de aquello y a la vez no tenemos ganas, queremos buscar trabajo y a la vez no queremos buscar trabajo. Déjenme revisar, tiene que ver con el doble ánimo que habla en Santiago, es por falta de santificación, mire Santiago capítulo 1 versículo 8 en la versión Reina Valera dice sobre el doble ánimo, “es inconstante en todos sus caminos”.
Cuando uno piensa algo, no sé, quiero buscar trabajo y a la vez no, eso es una contradicción, es falta de integridad y este versículo habla del hombre de doble ánimo. Y esto es consecuencia de no estar asimilando a Dios en nuestra vida. Podemos caer, como hablo en este devocional de números capítulo 30, de comprometerse y no cumplir. El tema es qué actitud tomamos, si es por fe o por lo que sentimos, si nos distraemos en nuestra propia condición pecaminosa o si nos concentramos en Cristo Jesús procediendo al arrepentimiento.
Procurar poner por obra lo que prometimos pero descansando en Cristo, en los méritos de él, porque por gracia actuamos, no por nuestras propias obras, por eso, la gloria es para Dios, no a nosotros. El Señor está tan preocupado por nosotros para que prosigamos.
Tal vez, estás atascado, por ejemplo, yo estoy atascado, tengo problemas, digamos, con el tema, no digo que esté diagnosticado pero sí tengo esas tendencias depresivas y el Señor me está hablando hoy día. Tal vez tienes un proyecto, estás estancado, algo está impidiendo que sirvas a Dios con libertad, tal vez un pecado regalón que no hemos dejado, o te sobreculpas de cosas pasadas. Déjame decirte que si el Señor está hablando ahora, si lo que he dicho está hablando a tu vida, es Dios hablando a tu a tu corazón para que tengas fuerzas, que busques al Señor para que tengas paz y puedas sobrellevar esas cosas.
Crecimiento espiritual como peldaño
Así que dejo este devocional para los nuevos en la fe. Vivamos vidas íntegras para que alcancemos madurez que asimilar al Señor de manera progresiva y con aumento día a día para que seamos fieles en lo poco, por ejemplo, podemos estar fallando en todo por ser nuevos en la fe, tropezaremos, es inevitable, es inmadurez, pero con el tiempo vamos creciendo de a poco y por fe. Recomiendo disciplinarse para estar creciendo.
Imaginémos un un peldaño, la lectura de la Escritura diariamente, la mayoría, en la semana, la mayor cantidad de días de momento y empezar a adquirir ese hábito, digamos, una semana. Después de la semana aumentar el hábito de oración, aunque la idea hacerla todos los días, pero cuando hablo de aumentar la intensidad, supongamos dos semanas, ya adquiriste el hábito de leer la Escritura todos los días y aumentar las horas de oración, su frecuencia. Si estás fallando en congregarte es porque no te dan ganas. Si no te dan ganas es simplemente porque estás enfatizando otras cosas que son mundanas a las cosas que son cristianas, de lo alto. Para que el Señor por su gracia, produzca el querer como la hacer (Filipenses 2:13), es necesario no resistir su voluntad (Hechos 7:51) y adquirir primero los fundamentos [entendimiento elemental de la fe y disciplinas espirituales], lo que te ayudará a expresar esa espiritualidad: La oración y la lectura de la Escritura, la meditación de la Biblia, el conocimiento de Dios. Eso es lo que renueva la mente y el espíritu, va a estar trabajando también en conjunto porque son en conjunto. Entonces, adquiriste el hábito de leer la Biblia, después el hábito de intensificar la oración con más frecuencia. Y si estabas tambaleando por el tema congregarte ya con eso, incorporar el tema de la congregación, intentar ir todos los días, mejor dicho, los días que correspondan, depende de tu congregación. Hay congregaciones cristianas que abren dos veces a la semana, otras solamente los domingos, otras son tres veces a la semana. Dependiendo de la frecuencia de dónde te congregas, procurar congregarse con una base espiritual, desde la casa que es en la comunión personal en lectura y en oración. Si adquiriste, pasó un mes, el hábito de todo lo anterior, después involucraste en una función en la iglesia, así de peldaño a peldaño. A eso me refiero en la aplicación en nuestra vida cristiana: el tema de ser fiel en lo poco para ser fiel en lo mucho.
Ser fiel en lo poco
En Mateo capítulo 25 versículo 23 en la Biblia de las Américas dice: el Señor Jesús está hablando de ese señor “Su señor le dijo: «Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”. Lo que yo quiero hacer énfasis es donde dice “en lo poco fuiste fiel sobre mucho te pondré”, si vemos el contexto habla el tema de las parábolas de los talentos. Hay uno que el señor le dio un talento a otros le dio más talentos, los otros dos después que con más talentos, el primero que le dio el talento fue negligente, lo escondió porque tuvo miedo, los otros dos multiplicaron los talentos fueron felicitados. Donde dice “buen siervo fiel en lo poco fuiste fiel sobre mucho te pondré” porque le devolvió el talento [con sus resultados] a ese señor multiplicado, o sea, fue constante, obedeció, pero el primero no fue fiel al no multiplicar, al dejarse dominar por el miedo, por descuidar, aplicado a nuestra vida, descuidar la vida cristiana, no dio fruto y porque no fue fiel su fundamento.
Cuando hablo del peldaño, adquirir primero el hábito de la lectura, de la oración, después congregarse y avanzar…, es eso ir siendo fiel en lo poco. Si soy fiel lo poco, tendré una base para empezar a ser fiel en lo mucho, pero si no soy fiel en lo poco, ¿de qué sirve que me nombren con un cargo en la iglesia si no voy a ir, si no voy a ser fiel lo poco?, ¿de qué me sirve que me inviten a predicar si voy a ser tropiezo?, porque no soy fiel en la oración personal.
Ser fiel en las promesas
También se aplica si no cumplo lo que digo, no estoy en integridad. No quiero dar la lata, porque se están mezclando las cosas porque surgen estas cosas y me enredo. Así que reflexionemos antes de comprometernos. Si no vamos a cumplir no nos comprometamos. Cuando decidamos o hablemos con alguien sobre propuesta, no lo hagamos emocionados entiéndase como una “sobreoemoción”, a tal punto nos olvidamos meditarla, que estoy sujeto a una autoridad, en este caso, puede ser a tu papá a tu mamá, alguna autoridad, puede ser en la congregación o en un trabajo. No vayas a comprometerte si estás trabajando o si estamos trabajando. No vamos a comprometernos con alguien si tengo que cumplir mi horario laboral, porque de una manera si tengo que cumplir con el compromiso de esa persona y me interrumpe el horario laboral, tengo dos opciones, o cumplir con esa persona, fallar en el trabajo y tener problemas con el trabajo y con Dios de antemano, porque el Señor dice que tenemos que someternos a la autoridad o, decirle a esa persona, sabes no puedo cumplir porque estoy trabajando, quedas mal con esa persona, como mentiroso pero obedeciste, obviamente un arrepentimiento para no llegar y hacerlo por la emoción.
Conclusión
Así que eso y les saludo en la paz del Señor Jesucristo.