Definiciones
El perdonar es sencillamente "quitar la culpa" o "no atribuir culpabilidad al responsable del daño, perjuicio, maldad, etc", en el antiguo testamento [1] tiene estrecha relación con el sacrificio que el sacerdote hacía, porque Dios lo había ordenado así por medio de Moisés y como dice el hermano Vine (2000) en su diccionario bíblico:el creyente del Antiguo Testamento tenía la seguridad de ser perdonado sobre la base del sacrificio: «El sacerdote hará expiación por toda la congregación de los hijos de Israel … por la persona que ha cometido error» (Núm_15:25, Núm_15:28 LBA). «Y será perdonado» (Lev_4:26 RVA; cf. Lev_4:20, Lev_4:31, Lev_4:35; Lev_5:10, Lev_5:13, Lev_5:16, Lev_5:18). Los mediadores de la propiciación eran los sacerdotes que ofrecían el sacrificio. Dios ordenó el sacrificio como promesa del «perdón» futuro mediante el sacrificio del propio Hijo de Dios. Asimismo, el sacrificio estaba siempre ligado a la propiciación ya que no puede haber perdón sin derramamiento de sangre (Lev_4:20; cf. Heb_9:22).
En el nuevo testamento, el perdón está relacionado con liberar de la culpa mas exactamente, pero mediante el sacrificio de Jesús y el arrepentimiento, el mismo autor del diccionario lo define así:
… [2] denota despido, liberación... Se utiliza de la remisión de pecados, y se traduce «perdón» en Mar_1:4 (RV: «remisión»); Mar_3:29 (RV, RVR)... [3] primariamente, enviar afuera, despedir (apo, desde; jiemi, enviar), denota, además de sus otros significados, remitir o perdonar: (a) deudas (Mat_6:12; Mat_18:27, Mat_18:32), quedando estas totalmente canceladas; (b) pecados (p.ej., Mat_9:2, Mat_9:5-6; Mat_12:31-32; Hch_8:22 : «el pensamiento de tu corazón»; Rom_4:7; Stg_5:15; 1Jn_1:9; 1Jn_2:12).
Es evidente también que el perdón está relacionado con el sacrificio del Señor Jesús en la cruz del calvario. Entonces se puede concluir de manera sencilla que el perdonar y el perdón está relacionado con el sacrificio ofrecido, ya en el nuevo pacto, Jesús se ofreció en sacrificio, muriendo en la cruz del calvario y resucitado al tercer día.
Perspectivas del perdón
El perdón tiene por lo menos dos perspectivas latentes descritas en las escrituras, primero está la fuente que es de divina procedencia y la segunda, que nuestro Padre que está en los cielos deriva este perdón y nos concede la responsabilidad de practicarla, entonces hay que entenderlas bien y para eso describiré lo siguiente, espero que nos quede claro.Desde el ámbito divino
El perdón o el perdonar desde este punto, es "no culpar al arrepentido, por misericordia", es un "perdón condicional" y que depende de la misericordia de Dios (Romanos 9:14-18). Con esta declaración del profeta Daniel empezaremos a asimilar de donde proviene el perdón, porque nosotros le ofendemos con nuestros pecados, por tener una naturaleza inclinada al pecado desde que nacemos (Salmos 51:5; Romanos 5:12), por ende, todos pecamos (1 Corintios 15:22) y estábamos destituidos de la gloria de Dios (Romanos 3:23), por lo tanto, no estamos en posición de dar el perdón, sino de recibirlo por compasión: “Al Señor nuestro Dios pertenece la compasión y el perdón, porque nos hemos rebelado contra El” (Daniel 9:9). El perdón viene de lo alto y en el evangelio se predica un mensaje de reconciliación, como decía el apóstol Pablo: “... en nombre de Cristo os rogamos: ¡Reconciliaos con Dios!” (2 Corintios 5:20), en el cual, es el Señor quien manda al arrepentimiento (Marcos 1:15), que quienes proceden de esta manera alcanzan perdón y los beneficios que otorga, pero es clave hacer énfasis en lo siguiente, el Señor perdona no porque lo merezcamos o porque él esté obligado, sino por misericordia, lo concede por gracia, como un regalo inmerecido. El Señor Jesús en la santa cena con sus discípulos habló lo siguiente: “porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados.” (Mateo 26:28) y es que lo dijo antes de ser crucificado, evidentemente hizo referencia a su muerte en la cruz y que por su sangre hay perdón de pecado. Este tipo de perdón es por gracia y no por méritos humanos, es por misericordia como se ha dicho anteriormente, como también es condicional, porque el Señor perdona a quienes confiesan su maldad en humillación, se arrepienten de sus pecados y creen en el Hijo de Dios, pero no perdona a quien no reconoce su pecado y lleva una vida impía, este es el lenguaje que encontramos en las escrituras con respecto al perdón divino.Desde el ámbito humano
Es una derivación desde el divino, pero con ciertas implicaciones. El perdón es una autoridad otorgada desde lo alto a nosotros, para poder ser perdonados por nuestro Padre celestial, como dijo el Señor Jesús en el siguiente pasaje bíblico: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.” (Lucas 6:37), el perdón en cuanto a este punto de vista es en este caso "no atribuir más culpa al causante del daño", también "no atribuir más resentimientos al culpable de su maldad", ahora, si uno dice que perdonó pero tiene rencillas todavía en su mente, siente rabia todavía al recordar el daño que pasó, pueden ser por dos razones, la primera es porque no se perdonó de verdad y segundo, porque puede ser influencia demoníaca o pasiones desordenadas que batallan contra el Espíritu, y que están reviviendo esa sensación de rabia aún después de haber perdonado, volviendo al tema del perdón, es una orden y una oportunidad para todos nosotros, no algo opcional, no es cuando queremos, también es “incondicional” en nosotros, o sea, no tenemos que esperar que se disculpen con nosotros si nos han dañado, que aunque no nos pidan perdón por cuanto nos perjudicaron, debemos perdonar, como también, cuando nosotros pecamos en contra de alguien, necesitamos pedir perdón, sí o sí, porque como decía anteriormente, porque lo necesitamos y por eso también seremos perdonados por el Padre, como dijo Jesús en el sermón del monte: “Porque si perdonáis a los hombres sus transgresiones, también vuestro Padre celestial os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras transgresiones.” (Mateo 6:14-15) Entonces, mientras que el Señor perdona condicionalmente, ya que no está obligado a perdonar a nadie que incumple en incredulidad sus mandamientos, nosotros tenemos y debemos hacerlo siempre, aunque no nos pidan perdón, para así tener paz interior del Espíritu y ser perdonados por Dios, si no procedemos de esta manera, o sea, desobedecemos y no perdonamos a nadie con la excusa de "no soy más bueno que Dios, no soy él para perdonar, no tengo nada que perdonar, etc", entonces el Señor tampoco tomará en cuenta nuestras súplicas de perdón, nuestro arrepentimiento y él no está obligado a cumplir sus promesas de salvación con nosotros, esto lo comento porque Dios es soberano y es verdad que él cumple sus promesas, siempre y cuando creamos en él, pero si no cumplimos con sus mandamientos y descansamos en una falsa seguridad de salvación mientras pecamos deliberadamente, entonces ¿Por qué debiéramos pensar que seremos salvos o pretender obligar a Dios a que cumpla su promesa de salvación si evidenciamos una fe muerta, si no estamos obedeciendo su palabra, si no estamos cumpliendo con las condiciones del nuevo pacto por falta de fe? ¿Por qué como cristianos debemos pensar de esa manera, tan ruin y miserable? ¿Proclamar la soberanía de Dios, reconociendo que él es soberano, va a justificar mi desobediencia, mi falta de perdón, mi falta de fe ante él? interesante preguntarse y responderse internamente estas preguntas, añadir también que la escritura dice lo siguiente y que nos sirve como advertencia: "Y sin fe es imposible agradar a Dios..." (Hebreos 11:6). Entonces esto es para meditar mucho sobre el perdón, nuestra responsabilidad que es una de las partes centrales del evangelio, como también lo es el arrepentimiento.La necesidad de ser perdonados
Nosotros tenemos siempre la necesidad de ser perdonados, porque todos los días caemos en pecados de diversas maneras, tanto consciente como inconscientemente, porque ofendemos de muchas maneras como dice Santiago: “Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.” (Santiago 3:2), tendemos a juzgar a la ligera, por apariencia, como les dijo el Señor Jesús a los fariseos y a la vez los corrigió: “No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.” (Juan 7:24), pero que se puede aplicar en nosotros de diversas maneras, por ejemplo: si predicamos podemos sin darnos cuenta estar denunciando equivocadamente a alguien o no estar presentando de manera justa alguna postura teológica con la cual no estamos de acuerdo, esta es una de las causas de por qué se forman "falacias de hombre de paja", por eso se forma falso testimonio, mentiras y rencillas, que muchas veces por falta de humildad o de autocrítica no se pide perdón o no perdonamos, entonces se prolifera el pecado en vez de frenarlo; también, cuando vemos cómo se comporta alguien que va al servicio congregacional, lo vemos desanimado y criticamos de mala manera su actitud, juzgando a la ligera "este es un hueso seco, no dice aleluya, debe estar en pecado, bla bla bla…", sin tomar en cuenta que el problema que pudo haber tenido esa persona, es que esté cansado por la fatiga laboral, por tener problemas familiares, por alguna necesidad económica, algún dolor molar o su personalidad no es tan expresiva como los demás, etc, entonces uno peca lamentablemente y por eso es necesario pedir perdón o perdonar, dependiendo del caso, y recordar siempre lo siguiente: ¡no somos infalibles!El pecado está latente en nuestra naturaleza mortal, aún siendo salvos por gracia de Dios, y que este emana de ese corazón perverso de esa naturaleza: “Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias.” (Mateo 15:18:19), donde se forman las guerras, y toda pasión pecaminosa: “¿De dónde vienen las guerras y los conflictos entre vosotros? ¿No vienen de vuestras pasiones que combaten en vuestros miembros?” (Santiago 4:1), tenemos una fuerza interna, corrompida totalmente que por sí solos no podemos hacer nada bueno, si no viniese de lo alto, nada podríamos hacer, sino solamente el mal: “Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” (Romanos 3:10-12), y lo más triste, que todos pecamos alguna vez en nuestra vida: “por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios” (v.23). Entonces por eso es la urgencia de nosotros ser perdonados por el Señor y por fe, por medio de Cristo, podemos alcanzar el perdón de nuestras faltas: “A éste [Jesús] Dios exaltó a su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento a Israel, y perdón de pecados.” (Hechos 5:31); “De éste [Jesús] dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en El recibe el perdón de los pecados.” (10:43); “En El [Jesús] tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia” (Efesios 1:7), aún siendo salvos por gracia necesitamos de corazón perdonar y pedir perdón ¿Ve que es importante entonces el ser perdonados por Dios en tiempo continuo y no por temporada? Para eso el Señor nos dio autoridad, para compartir la misericordia, para tener oportunidad de salvación, si perdonamos de corazón a los demás, Dios nos perdona.
Autoridad para perdonar
El Señor nos dio autoridad para poder perdonar ofensas en el sentido de perdonar a aquellos que nos ofenden, es más, el Señor Jesús en el sermón del monte mandó a decir lo siguiente, cuando enseñó a orar a los apóstoles, les dio instrucción de decir lo siguiente: “Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.” (Mateo 6:12), pueden ser por muchos motivos, como cuando alguien nos grita feo, entonces perdonar, cuando alguien nos roba, perdonar, cuando dañamos a algún hermano, entonces tenemos que pedir perdón, etc, esto indica que si el Señor nos manda a perdonar a nuestros ofensores, entonces sí tenemos autoridad para hacerlo, además, hay otro versículo, quizás el más controversial sobre este tema del perdonar pecados y dice de esta manera: “A quienes perdonéis los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengáis los pecados, éstos les son retenidos.” (Juan 20:23), recalcando nuevamente que el Señor nos dio autoridad para perdonar pecados de los demás, pero no para salvar del pecado a las personas arrepentidas, porque solo lo hace Dios y solamente él nos delegó esa autoridad para que nosotros también seamos perdonados, entonces sí tenemos la autoridad dada por Dios para practicar el perdón, es para ser perdonados por nuestro Padre y así gozar de una consciencia tranquila (Romanos 5:1), tener paz, para ver al Señor en su segunda venida como está escrito: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.” (Hebreos 12:14). Entonces por el momento, podemos concluir que esta autoridad de perdonar, al aplicarlas somos beneficiados con buenas consecuencias y si pagamos malas consecuencias por nosotros haber ofendido a alguien, aún después de pedir perdón, el Señor por su Espíritu nos ayuda a soportar esa consecuencia y pone paz en nuestro corazón.Consecuencias por no perdonar
Entonces, llamándolo su señor, le dijo: “Siervo malvado, te perdoné toda aquella deuda porque me suplicaste. “¿No deberías tú también haberte compadecido de tu consiervo, así como yo me compadecí de ti?” Y enfurecido su señor, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de corazón cada uno a su hermano. (Mateo 18:32-35)
La consecuencia es no alcanzar suficiente gracia para salvación por falta de perdón, por una raíz de amargura que ha nacido, producto de algún conflicto, como está escrito: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” (Hebreos 12:15), si este texto dice "no sea que alguno deje de alcanzar la gracia", es porque de verdad es una asunto muy serio, de que uno aún siendo nacido de lo alto, puede caer de la gracia, no alcanzándola, por estar en pecado, lo que conlleva un estancamiento espiritual, que lamentablemente provocará contiendas, iras, disensiones, rencillas mentales e imaginativas, rencor, chismes, negatividad excesiva y toda obra pecaminosa, porque un pecado lleva a cometer otro pecado, por ejemplo, la ira está muy relacionada con la inmoralidad sexual, la inmoralidad sexual está también relacionada con la borrachera y así sucesivamente en cadena con toda obra de la carne (Gálatas 5:19:21), aparte de dar lugar al diablo (Efesios 4:27), porque si no practicamos el perdón oportunamente, Satanás tomará la delantera: “para que Satanás no tome ventaja sobre nosotros, pues no ignoramos sus ardides.” (2 Corintios 2:11); también causará la ira de Dios, por cuanto también se harta de tanta impiedad: “Por tanto, ¡vivo yo!—declara el Señor DIOS— que por haber profanado mi santuario con todos tus ídolos detestables y con todas tus abominaciones, yo me retiraré, mi ojo no tendrá piedad, y tampoco perdonaré.” (Ezequiel 5:7) y que el perdón de Dios se da cuando hay arrepentimiento de nuestra parte, sin arrepentimiento verdadero no solo quedamos expuestos a la ira del día del Señor sino acumulamos más y más, de esta terrible ira de Dios, así que leamos lo siguiente: “Mas por causa de tu terquedad y de tu corazón no arrepentido, estás acumulando ira para ti en el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios” (Romanos 2:5), y lo más evidente: la condenación eterna en el castigo eterno (Mateo 25:46). Afortunadamente todos estos pecados son perdonados por Dios, excepto la blasfemia contra el Espíritu, con el cual hay que tener mucho cuidado, porque es un pecado eterno, como dice el siguiente pasaje: “En verdad os digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno.” (Marcos 3:28-29). Entonces tenemos que procurar siempre perdonar aunque nos cueste, como también pedir perdón.
Actitud espiritual
La actitud de perdón muestra en nosotros parte del trato que Dios ha hecho en nuestra vidas. Tener esta actitud perdonadora es muy importante, es muy elemental para nuestra vida cristiana, como el arrepentimiento y la humildad, para así ser perdonados por nuestro Padre al confesar nuestras faltas, también implica el uso de la misericordia, la bondad y que tener esta actitud nos ayudará a evitar muchas situaciones horribles y nos calma en medio de la tempestad mental que produce la ofensa, da alivio a nuestra alma él no atribuir odio al culpable. El pedir perdón, reconociendo la falta es de valientes y el perdonar es de alguien guiado por el Espíritu de Dios, ambas acciones demuestran la negación a sí mismo en el creyente, obedeciendo lo que mandó Jesús (Mateo 16:24), pero en estos casos, a negarse al enojo, al rencor, negarse a los susurros demoníacos y obedecer a Jesús, esto el Señor lo toma muy en cuenta y pondrá a su debido tiempo la paz necesaria para el alma de quien haga esto por fe, de esto hermanos, tenemos que aprender mucho, cultivar esta actitud, recordando los versículos bíblicos que hablan del perdón, teniendo muy presente que así como Dios nos perdonó en Cristo de toda nuestra mala manera de vivir, también él quiere que correspondamos a lo mismo, perdonar las ofensas (Efesios 4:32), estoy consciente de casos que son muy serios, que son de verdad traumantes, como abusos sexuales, infidelidades, maltrato físico o verbal, guerras u otras situaciones que desencadenan naturalmente un odio en quien sufre algunas de estas lamentables situaciones injustas, también por temas de orgullo, por ejemplo, los hombres en su mayoría son inclinados al orgullo, por eso manifestamos muchas veces mal carácter, enojos, y claro, como no, también influenciado por malas experiencias que pudiésemos haber tenido antes que el Señor nos rescatará o aún en Cristo, todavía nos cuesta manejar esto, porque es un proceso bastante largo desarraigarse de lo anterior, aún con la ayuda del Espíritu, pero pese a ello él espera que como cristianos, hagamos lo mismo, es decir, perdonar de corazón y que no es una opción, sino un mandamiento que implica decisión, porque solamente perdonando es que el Señor le place hacer el proceso de sanación en el interior y así salvarnos, ya que cargar con mucho odio es muy pesado y doloroso, es como tener una herida abierta, pero sin tratarla.El deseo de Jesús
Recordemos este deseo, lo tenemos que tomar muy en cuenta, porque este es el modelo, es el ejemplo vivo que nuestro Señor Jesús antes de su muerte en la cruz manifestó y por lo tanto, nuestro mayor ejemplo de perdón que podemos tener: "Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos." (Lucas 23:34). Esta es la mayor actitud perdonadora que podamos tener.En disciplina
En la disciplina de la oración, es un requisito demandado por Jesús el perdonar para ser perdonados, cuando confesamos nuestros pecados a nuestro Padre celestial, también en nuestra disciplina congregacional es necesario dar el perdón cuando nuestro hermano nos ofende, pero luego vuelve arrepentido pidiéndonos perdón, porque cuando el apóstol Pedro le preguntó a Jesús sobre el perdonar al hermano, el Señor le dijo lo siguiente: “Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.” (Mateo 18:21:22), esto nos da una idea clara de que siempre debemos conceder el perdón a quienes vienen a nosotros pidiéndolo, pero no es solo eso, sino perdonar de antemano, aún si no nos piden perdón, para estar en paz con Dios, con una mente más tranquila, si no perdonamos de verdad, entonces estaremos con una mente llena de contiendas y no estaremos en paz con Dios, por lo tanto, tampoco en santidad, para verle en aquel día (Hebreos 12:14). Una de las claves para perdonar y pedir perdón efectiva es negarse a sí mismo, es la auto negación de la propia voluntad y someterse a la voluntad de Dios en su palabra. Entonces es importante tomar en cuenta el perdón no solo como concepto abstracto, no es algo sin valor, sino más que eso, es vivencia diaria, constantemente, hacerla un hábito que reemplace el rencor constantemente, en disciplina espiritual, que de verdad hermanos vale la pena.Perdonar en Cristo por fe
A veces no tenemos tiempo para encerrarnos en un cuarto a solas y pedir perdón cuando nos ofenden, para eso es recomendable que aunque uno no sienta perdonar la ofensa, porque claro, uno se siente justificado en ese momento de odiar a esa persona si recibimos una falta injustamente de su parte, pero es mejor perdonar de todas maneras en el nombre de Jesús, porque esto representa negarse al sentimiento de rabia, por lo tanto, una aplicación de negarse así mismo que mandó Jesús (Mateo 16:24), someterse al mandamiento de Jesús actuando por fe y no por el sentimiento negativo, esto hará disminuir esas voces de contiendas en nuestras mentes y en ciertos casos, cese completamente, pero esto es una recomendación si uno no tiene en ese momento alcance para encerrarnos a solas para orar y encomendar la falta a Dios.La importancia del deseo de bendecir
A veces pasará hermanos que aunque oremos, aunque hayamos perdonado, siguen viniendo pensamientos de murmuración contra quien nos ofendió, tanto antes, durante o después de nuestra oración, sea cual sea su origen, si es de nuestras pasiones carnales u opresión demoníaca, entonces aconsejo que nos humillemos de corazón, expongamos la causa, como nos sentimos, que no podemos solos, que no sentimos perdonar, en resumen, que seamos sinceros con Dios y después de eso, mientras todavía vengan contiendas a nuestra mente en contra de esa persona, bendecirla de todo corazón en el nombre de Jesús, mientras se adora a nuestro Padre, y seguir deseando bendición de lo alto todas las veces que vengan esas contiendas a esa personas, para así, por así decirlo "contrarrestar" esos pensamientos rencillosos con el deseo gozoso de bendecir en el Señor, recordando siempre que es necesario que dependamos muchos de la gracia de Dios en este tema y por último, tener en cuenta lo que dijo el apóstol Pablo en Efesios, que nos manda a perdonar, en medio del servicio a Dios y por supuesto, aplicable a nuestra vida: “Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia. Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.” (Efesios 4:31-32).Este sería por ejemplo un consejo de mi parte para todo lector que esté interesado en complementar esta actitud espiritual en las disciplinas espirituales o también como disciplina, y como no, también en la vida cristiana, pero recordando que es necesario conceder el perdón entre nosotros, eso sí que es nuestra obligación.
Conclusión
Concluimos que el perdón es otra parte esencial del evangelio, un asunto importantísimo, que es necesario para nosotros. Este viene de lo alto y es concedido por gracia, que tenemos autoridad para perdonar las ofensas de los hombres, pero quien salva de la condenación es Jesús, la consecuencia de no perdonar es no ser perdonados por el Padre, lo grave que es la raíz de amargura, el pecado imperdonable que debemos a toda costa evitar, la actitud de perdonar a considerar, muy necesario y complementarlas con alguna disciplina espiritual haciendo del perdón una vivencia diaria, en disciplina o en hábito, y por último un consejo, el perdonar en el nombre de Jesús y aplicar un mandamiento paulino a los efesos en nuestra manera de servir a Dios.Es necesario entender la importancia de esta actitud, es vital para nosotros, ¿hemos perdonado? ¿nos cuesta perdonar? ¿Todavía tenemos resentimientos contra alguien en nuestro corazón? la respuesta está en Cristo, por medio de la fe perdonar, en su nombre perdonar, en oración perdonar, porque, si él manda hacerlo, es porque podemos hacerlo, pero en Cristo, confiando en él y no solo por nuestras fuerzas.
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Notas:
[1] La palabra del hebreo “,הַלָ” (salaj), que se traduce perdonar.
[2] La palabra del griego “ἄφεσις” (afesis) que se traduce perdón, perdonar.
[3] La palabra del griego “ἀφίημι”, (afiemi) traducida como perdón, perdonar.
Bibliografía:
Vine W. (2000). Vine diccionario expositivo de palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento exhaustivo. Ed. Caribe: Nashville