!!Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti; que haces misericordia a millares, y castigas la maldad de los padres en sus hijos después de ellos; Dios grande, poderoso, Jehová de los ejércitos es su nombre (Jeremías 32:17-18 RVR1960)
Explicación contextual
Estos versículos son partes de una oración del profeta Jeremías al Señor donde reconoció su gran poder sobre su creación con humildad, también su misericordia a millares y su justicia contra la maldad y que su mirada está atenta ante los caminos del ser humano para juzgar toda obra hecha (v.19). Esta palabra vino de parte de Jeremías en tiempos del rey Sedequías (v.1), cuando Nabucodonosor rey de Babilonia tenía sitiada Jerusalén (v.2). Jeremías estaba preso por cuanto declaraba la verdad de Dios a quien sea, aún contra la ciudad y contra el rey Sedequías en ese entonces (vv.3-5), después Jeremías habló nuevamente departe del Señor, sobre que él debía comprar un terreno y que lo visitaría Hanameel, su pariente, en donde Jeremías estaba, en la cárcel (vv.6-8), y efectivamente él compró e hizo todo el trámite para certificar su compra obedeciendo al Señor, para proceder a pasarle la carta de venta a Baruc, para que hiciese un mandato del Señor, es decir, poner la carta junto con otras en una vasija y esto fue una señal profética por parte del Señor (vv.9-15), luego Jeremías de esperar todo lo acontecido con las cartas, procedió orar al Señor (v.16) y estos son los pasajes citados anteriormente (vv.17-18), una oración que recordaba las cosas que Dios hizo, la desobediencia del pueblo de Israel y las respectivas malas consecuencias que Dios permitió en ese tiempo del rey Sedequías (vv.19-25), después el Señor fue firme en hacer saber que de todas maneras castigaría a su pueblo con la conquista de Babilonia, recordado toda la impiedad de Israel y su enorme ira que tenía con ellos (vv.26-36), pero que al final haría misericordia, promete hacer pacto y reunirlos nuevamente (vv.37-44).Explicación contextualizada a nuestras vidas
Podemos saber con toda certeza que el Señor es todo poderoso, que es misericordioso, pero que también es justo, que se enoja con el malvado duramente, pero por su gran paciencia y compasión es que da oportunidad según el tiempo necesario que él en su soberanía estime conveniente (Salmos 103:8), sin embargo, llega el tiempo de juzgar conforme a su justicia y es allí en donde el Señor lo hace, cuando ya está hartado de tanta maldad. Tal vez en nuestra ignorancia cometemos muchas faltas y es que por eso han venido ciertas malas consecuencias a nuestras vidas, quizás nos preguntamos ¿por qué Dios me pasa esto?, pero creo que lo que debiéramos sinceramente preguntarnos es ¿por qué seguimos ofendiendo a Dios con nuestros pecados? y averiguar a la luz de las escrituras cuáles son nuestras faltas, porque tal vez no sepamos por nuestra ignorancia, pero con certeza hay que dejar en claro que la ignorancia no nos exime de la falta, como está escrito: "Si alguno peca y hace cualquiera de las cosas que el Señor ha mandado que no se hagan, aunque no se dé cuenta, será culpable y llevará su castigo" (Levítico 5:17) y también otra advertencia: "Mi pueblo es destruido por falta de conocimiento..." (Oseas 4:6), y más aún cuando sabemos que es pecado y lo hacemos voluntariamente (Hebreos 10:26), como está escrito también que el Señor se enoja contra toda impiedad, en especial, si lo hacemos contra la verdad, cometiendo injusticias a sabiendas: "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que con injusticia restringen la verdad" (Romanos 1:18). Tal vez el Señor en estos días nos ha estado dando señales de que hemos pecado, de que extiende su misericordia, por medio de algún hermano, por medio de la lectura bíblica, por testimonio interno del Espíritu Santo de que ofendemos a Dios o tal vez estamos agobiados, sean las causas que sean, es por eso que necesitamos reconocer y descansar en su poder, su benignidad, su misericordia y su justicia. Tal vez hemos aprendido el mal ejemplo de nuestros padres y es por eso que estamos pagando las consecuencias, por nuestro mal actuar, aún así, si hemos pecado el Señor es justo y clemente para perdonar nuestra maldad, nuestra falta aún en nuestra ignorancia si confesamos oportunamente nuestros pecados (1 Juan 2:1), si nos arrepentimos de corazón, si diligentemente leemos la escritura, para que el Señor transforme cada día todo nuestro ser, no seamos como el Israel en su desobediencia o peor aún, como la Jerusalén apóstata e idólatra, muy infiel (Ezequiel 16:1-51), no seamos rebeldes a Dios, no resistamos al Espíritu Santo (Hechos 7:51) como lo hizo Israel en el desierto, como lo relata el libro de Éxodo y como lo que pasó en los tiempos de Sedequías, que más encima hacia encarcelar a Jeremías por decir la verdad, lo de Dios y nosotros de alguna manera nos hacemos los tontos, los desentendidos y enjuiciamos injustamente a un atalaya, al hermano que nos advierte de las consecuencias de nuestros pecados o de los falsos predicadores en estos tiempos, porque es por ello que el Señor principalmente envía un trato amargo, aún si somos sus hijos, porque él también disciplina, para que no nos olvidemos de él (Proverbios 3:12; Hebreos 12:6-7) y seamos corregidos, como lo hacía con Israel en aquél entonces. El Señor es clemente y misericordioso, es amplio en perdonar y tiene misericordia a millares de quien le ama y obedece sus mandamientos (Éxodo 20:6). ¡Qué mejor que confiar en su gran poder, él es poderoso para levantarnos, es poderoso para perdonarnos y enderezar nuestros caminos! aprovechemos de esta oportunidad de reconoce su poder, de reconocer que él es justo, que no hay nada difícil para él y que nosotros sigamos humillándonos ante su majestuosa presencia. ¡Recordemos a Dios su grandiosa obra, de donde nos sacó y que tenga compasión de nosotros!Aplicación
Las siguientes exhortaciones con respecto a lo escrito anteriormente:- Reconozcamos nuestras faltas y el grandioso poder de Dios en nuestra oración, por ejemplo la oración de Jeremías que hemos estado viendo en Jeremías 32:17:18.
- No juzguemos injustamente la verdad de la palabra y a los hombres de Dios fieles a ella, porque puede ser una gran oportunidad que Dios nos esté brindando para que seamos edificados.
- Seamos autocríticos y con humildad corrijamos nuestro caminar, confiando en nuestro Señor Jesús.
- No endurezcamos nuestro corazón ante el consejo de Dios, no nos conformemos con la ignorancia y así evitaremos malas consecuencias mayores conforme a la justicia de Dios.
- Recordar Jeremías 32:19, una gran verdad con respecto a la paga que Dios en su justicia da al ser humano.
Conclusión
Entonces ¿estamos dispuesto a reconocer el grandioso poder de Dios? ¿estamos dispuesto a conocer mas de la palabra de Dios y así combatir nuestra ignorancia? ¿estamos dispuestos a reconocer nuestros pecados ante Dios? Si no sabemos la causa real de nuestras malas consecuencias en nuestras vidas, es momento de reconocer que Dios es poderoso, que él es misericordioso y justo, es momento de temer a Dios, es momento de seguir con la lectura bíblica, es momento de lamentarnos por todas estas faltas que hemos cometido, con humildad, así ser restaurados por Dios y que tenga misericordia de nuestras vidas, es momento de deleitarnos en su misericordia. ¡Confiemos en su poder, el poder del creador de todo, el poder perdonador y misericordioso para aquél arrepentido de corazón!
Gracias Señor por renovar nuestras fuerzas, ayúdanos a amarte más intensamente y a guardar tus mandamientos que tanto nos cuesta. Su gracia es bendita, amén.