¿Hastiados de la prueba o de pecar?

0

 

"Porque mi alma está hastiada de males, Y mi vida cercana al Seol." (Salmos 88:3 RVR 1960)

Contexto y observación breve

Este verso del salmo 88 expresa una angustia en el alma, una condición de desespero que reconoce su situación triste, posiblemente de que su vida corría peligro y es parte de una súplica por parte del autor en medio de su oración. Es un clamor (v.1) que expresó su autor, de su debilidad y su estado de condenación (vv.4-5), también expresó lo que Dios permitió en su vida enfermedad y aflicción (vv.6-9), expresó este autor ciertas preguntas con respecto quien está muerto, su inutilidad y las maravillas de Dios (vv.10-12), como: "¿Harás maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos y te alabarán?" (v.10), después dijo que ha clamado al Señor, pero sigue preguntándole, porque no percibe las respuestas de Dios (vv.11-12), lo que hace pensar que era tanta su angustia, tanto el peligro que corría que necesitaba una respuesta evidente de Dios para su vida y terminó este clamor en medio de su situación de angustia, (vv. 13-18). Ciertamente como es un salmo y generalmente se expresa en medio de alabanzas, es más, esto es considerado un cántico (v.1), pero que es para quien está en una situación de aflicción, este es el sentido de quien expresó dichos diálogos en medio de esta súplica, apelando al Señor, pese a sus dificultades y a su desgaste.

Contextualización y la exhortación a nuestra vida personal

Es evidente entonces que esta palabra del verso 3 de salmos 88, es una angustia desesperada de su autor, rodeado de males, mucha aflicción y persecución, así como pueden estar muchos hermanos donde no hay tolerancia religiosa y donde el cristianismo todavía es condenado a muerte. Nosotros podemos estar en una situación similar, pero debemos dar gracias a Dios que por lo menos en occidente nuestra profesión de fe no es penada por la ley (por el momento o no a la manera de los países hostiles al cristianismo), pero aún así podemos estar siendo perseguidos por un impío, acosados por falsos hermanos y atacados espiritualmente por demonios, brujos o por nuestra propia familia, entre otras situaciones y estamos agotados, agobiados, desesperados, por lo que en esta situación exhorto a que clamemos y expresemos sinceramente nuestras augustas al Señor en nuestra comunión personal, porque nuestra lucha también es espiritual (Efesios 6:12) y principalmente debemos pelear de la misma manera, aún relacionados a las luchas físicas (Zacarías 4:6). 
También podemos estar en una prueba por parte de Dios y es por eso que ha venido todos estos males a nuestro alrededor, pero porque hay propósitos, porque el Señor nos empieza a moldear como un alfarero moldea con su mano un vaso de barro, a veces el Señor lo hace duramente para que nos arrepintamos (Jeremías 18:11), para que no estemos pecando feliz en la vida, para crecer espiritualmente, el Padre es el viñador de la vid verdadera ((Juan 15:1) y nosotros somos los sarmientos, él es quien nos poda para que demos más fruto (v.2, 5) en Cristo, es decir, que manifestemos el carácter de Cristo hacia los demás, por eso la insistencia de moldearnos como lo hace un alfarero (Isaías 64:8), para que enmendemos nuestros errores, nuestro mal carácter, lo que ensucia nuestras vidas, lo que el Padre debe podar de nuestra alma y que permanezcamos en Jesús, en su amor guardando sus mandamientos (Juan 15:7-10), si esa es nuestra situación entonces expresemos un clamor en medio de nuestras pruebas, para que él nos dé fortaleza, de que estamos hastiados de tanto mal a nuestro alrededor, para no desfallezcamos con una desesperanza de condenarnos al infierno, que si no percibimos su respuesta, es para nuestro bien. 
Por último, también podemos haber pecado fuertemente y pese a que el Señor hoy nos ha extendido su misericordia, nos ha convencido de pecado, para que nos arrepintamos y para que nos conduzcamos en temor hacia él en nuestra vidas, nosotros aún así nos sentimos tan miserables, porque vemos más males que cosas buenas en nuestro corazón, vemos más estos males en nuestras vidas que nos tienen derrotados cediendo a la carne, de siempre caer en los mismos pecados, hastiados de no poder obedecer como corresponde y de nuestra falta de compasión !no escapamos de la maldad sino que nos complacemos en ella¡, decimos que amamos al Señor y sentimos una gran angustia, pero con nuestro actos le negamos y por eso han venido ciertas consecuencias a nuestras vidas, si esta es nuestra situación, entonces supliquemos al Señor con gran clamor, como si estuviésemos desesperados en llenarnos de su presencia, de Cristo, como condenados a muerte, que el pecado nos tiene acorralados con sus tácticas de tentaciones en sus múltiples formas para hacernos caer, porque nuestros enemigos nos acechan desde todas las áreas, que nos fastidie de corazón andar pecando, de andarle ofendiendo, de nuestras hipocresías, porque estos pecados nos conducen al castigo eterno.

No importa la circunstancia que sea, lo que importa es que el Señor en este momento nos insta a que nos sinceremos con él, que ciertas cosas pasan por su perfecto propósitos y son necesarios para nuestras vidas, que él es poderoso y hace maravillas, pero ahora debemos preguntarnos ¿nosotros nos complaceremos en pecar o nos hastiaremos de ello? ¿nos hastiamos de la maldad a nuestro alrededor o nos complacemos en ella? ¿todavía no asimilamos el propósito de Dios para nuestras vidas? esto es para que seamos realistas con nuestras vidas, pero también que si a pesar de nuestra disconformidad con nosotros mismos y con el mal que nos hacen, el Señor es poderoso para guardar a quien anda bajo su amparo (Salmos 91:1), sigamos entonces el ejemplo de este salmista que clamaba día y noche delante del Señor (88:1), que pese a sus dificultades aún con la esperanza de librarse de todas estas cosas malas a su alrededor, pedía al Señor, clamaba, esto es para considerar.

Aplicación

De acuerdo con lo desarrollado:

  • Oremos, en medio de la persecución, de la aflicción, que el Señor nos fortalezca (Efesios 6:10).
  • Oremos, en medio de la prueba, de la disciplina, en medio de la confusión, en medio del trato que Dios hace con cada uno de nosotros y así dar mucho fruto (Juan 15; Hebreos 12:5-8).
  • Oremos, para confesar nuestros pecados, para que en medio de la alabanza, de nuestra adoración nos mantengamos velando, llenos del Espíritu de Dios, así no dar lugar a las obras de la carne y al diablo (Efesios 5:18-19; Gálatas 5:16; 1 Pedro 5:8).
  • Oremos, por todos nuestros hermanos en todo el mundo que están en la misma o similar situación que la nuestra (Efesios 6:18; 1 Pedro 5:9).
  • Que nos saturemos de Cristo, de su palabra y por amor a Dios nos disgustemos de las injusticias, de fornicar, de ser de doble ánimo y de todas las abominaciones que Dios aborrece (Coloseses 3:16; Proverbios 6:16-19).

Conclusión

Es válido que estemos hastiados y que nuestra alma esté afligida a causa de la adversidad, de la maldad, de nosotros mismos, pues es parte de nuestro crecimiento como cristianos, como seres humanos de carne y hueso, nos cansamos y cometemos errores, pero también no nos olvidemos hastiarnos de nuestros pecados con todo nuestro corazón, que nuestra alma aborrezca el pecado, hacemos bien en disgustarnos de andar pecando, en que el mal nos fastidie y esta causa nos conduzca a santificación y dependencia a Dios, estoy seguro que pedir esto al Señor le agrada.

Tal vez te interesen estas entradas

No hay comentarios