Clamor en medio de la circunstancia

Estudios Cristianos

... Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo. (Salmos 142:6 RVR1960)

Explicación breve del contexto

Este verso es una súplica escrita por el rey David, en medio de sus luchas, en medio de persecución, es parte de una oración de clamor profunda, que dejó en evidencia su grande angustia. Es en medio de un clamor (v.1) donde expuso su queja y angustia (v.2), su espíritu en quebranto y el conocimiento de Dios en este asunto, las trampas de sus enemigos y su soledad (vv.3-4), después habló como si recordara a Dios, el clamor que David hizo, haciendo un reconocimiento de su protección y la herencia que Dios le ha dado (v.5), prosigue con un ruego de que el Señor atienda su clamor, en medio de su angustia, de su desespero y expresó su petición de librarse de quienes lo persiguen, porque son más fuertes que David (v.6), como él estaba escondido y refugiado de quienes lo perseguían, añadió a su clamor el poder librarlo de su prisión, para dar gracias, terminando en agradecer el grandioso nombre de Dios, con la esperanza de ser bendecido (v.7).

Explicación contextualizada

Una de las cosas que a nosotros nos cuesta tanto, más a unos y menos o otros por supuesto, es el reconocer que somos débiles, estamos tan acostumbrados en hacer lo que queremos que nos olvidamos que Dios es el soberano de nuestras vidas, nos olvidamos que confesamos en su momento que Jesús es nuestro Señor (Romanos 10:9), no solo cuando rechazamos voluntariamente su señorío sino cuando en nuestro olvido, en nuestra ignorancia vivimos nuestras vidas como si fuésemos "el soberano", así en la práctica pretendemos usurpar el lugar de Dios y creer que somos "autosuficientes", que no es malo en sí ser independientes en el sentido de no estar dependiendo de alguien, ya sea económica, emocional o que nuestra fe no dependa de lo que diga una autoridad académica, también para no ser molestia, para no andar de ocioso o sin propósito, pero sí es pecaminoso cuando creemos que somos "autónomos", pero sin necesitar de Dios, sin su palabra, sin hacer su voluntad, entonces, este es un gran problema que debemos tratar, tenemos que asimilar que somos débiles, que estamos en una guerra constante, nos atacan físicamente, espiritualmente, con conceptos, con ideas contrarias a las de Dios, con leyes corrompidas, entonces, es necesario que si hemos fallado en esto, que en este momento enmendemos este gran error. Hay situaciones que el Señor permite en nuestras vidas para que lleguemos al punto que llegó el rey David, pero no necesariamente de la misma manera, puede ser el aislarnos de los demás por un tiempo, para tratar contra nuestro mal carácter, para que nos autoanalicemos y que reconozcamos que somos miserables sin la compañía de la hermandad eclesiástica, que debemos cambiar ciertos impulsos como la rabia, el hablar demasiado, el ser ruidoso, el ser vanidoso, el ser egocéntricos, también sanar nuestro corazón de alguna ofensa en el cual necesitamos estar solos por un tiempo o simplemente el Señor quiere que dependamos totalmente de él, que nos bastemos de su gracia (2 Corintios 12:9) aún en medio de nuestra incomodidad y nos demos cuenta de las cosas que podemos disfrutar en la simpleza de su creación, de la naturaleza, que su compañía es mejor que nuestro sufrimiento, reconocer esto aunque duela, entre otros; también Dios permite que seamos perseguidos hasta judicialmente por un impío, otras ocasiones puede permitir que una congregación entera, en su pecado nos dañe, digan toda clase de mal contra nosotros por envidia o porque no comprenden nuestro proceso, no respetan nuestra libertad de conciencia durante la liturgia (culto de adoración), entre diversas situaciones, así como le pasó a David, que su pueblo le dio la espalda y quedó angustiado, pero independientemente de todo lo que nos pueda estar pasando en estos momentos, el Señor permite todo esto para que nosotros reconozcamos que necesitamos de su ayuda, que somos débiles, que no podemos solos, que son muchos los enemigos, son más fuertes que uno. El Señor pone nuestras fuerzas a tope para que solamente reconozcamos lo anterior y que en nuestra terquedad nos cuesta darnos cuenta, tenemos que caer en un hoyo profundo en nuestro orgullo, parecido a lo que pasó con el rey Nabucodonosor, que anduvo como un animal, por causa de su orgullo hasta que reconoció que él no hizo todo sino Dios, alabando (Daniel 4:33-37), entonces me pregunto ¿es necesario que lleguemos con tales antecedente, con tales ejemplos de la biblia, hasta tal extremo para reconocer solamente que somos débiles, que son más fuertes que uno? ¿qué esperamos ahora para humillarnos a Dios, reconociendo que somos débiles y que necesitamos de él, aún cuando no entendamos o no asimilamos completamente las situaciones?
El rey David reconoció en medio de su angustia que Dios es quien protege y bendice, entonces si estamos en una situación de angustia, no importa si ya estamos en estas situaciones, no importa hermanos si ya hemos caído en un hoyo en cuanto a nuestros problemas, ahora lo que importa es que confiemos en Dios, que nos humillemos ante él, que no andemos en nuestras propias fuerzas, que no nos creamos "autosuficientes" en el mal sentido, reconozcamos entonces que nuestros enemigos son más fuertes que uno, que en medio de nuestra angustia, de nuestra aflicción dependamos del Señor, porque esto es lo que él más quiere, por eso a veces permite estas situaciones, porque podemos estar pecando, que todavía estamos débiles espiritualmente, porque nuestra naturaleza humana es débil ante las tentaciones, cuando no estamos fortalecidos en Dios y en el poder de su fuerza (Efesios 6:10) sino fortalecidos complaciendo los deseos de la carne, entonces si reconocemos que somos débiles no es para que andemos derrotados, sino que con urgencia nos dispongamos en fortalecernos en el Señor, en obediencia, en sabiduría, que en medio de nuestra angustia y debilidad podemos decir "fuerte soy", es más, observemos lo que el apóstol Pablo dijo: "Por eso me complazco en las debilidades, en insultos, en privaciones, en persecuciones y en angustias por amor a Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte." (1 Corintios 12:10), entonces que nuestra debilidad nos haga fuertes en Cristo, fuertes espiritualmente, que seamos débiles en nuestros méritos o en nuestra autodependencia, pero seamos fuertes en los méritos de Cristo, dependiendo de él, que seamos "débiles" y lentos para andar pecando, pero que seamos rápidos, fuertes y entendidos en obedecer a Dios, que usemos nuestra debilidad para depender de Jesús y no para complacer nuestros deseos pecaminosos, siendo fuertes espiritualmente en medio de nuestra debilidad, en nuestra aflicción, entonces en medio nuestras aflicciones, invoquemos el nombre del Señor, que no cese la adoración, recordemos a él nuestra situación y su poder capaz de librar de lo que nos asedia, que nos libre de todos esos enemigos de nuestras vidas, que nos libre de esa prisión que nos hemos envuelto por cuanto hemos pecado, para que podamos servir con libertad de conciencia, con espíritu de dominio propio (2 Timoteo 1:7) su glorioso evangelio.

Aplicación

  • En medio de nuestra aflicción reconozcamos que somos débiles y que Jesús es el Señor de nuestras vidas, aunque no asimilemos bien la situación.
  • No esperemos llegar al fondo de nuestras aflicciones como a Nabucodonosor, como a David (aunque este último era porque lo querían matar), para recién depender de Cristo, seamos de antemano entendidos de cuál es la perfecta voluntad de Dios (Romanos 12:2).
  • Fortalezcamonos espiritualmente a raíz de nuestras debilidades, para andar obedeciendo y no andar pecando.
  • Pidamos que él nos proteja de nuestros enemigos, de quienes nos maldicen, de quienes con impiedad y mentiras quieren nuestra muerte, que son más fuertes que uno y perfectamente que él nos proteja de andar pecando, para no morir espiritualmente.
  • No nos complazcamos en nuestra terquedad, nunca lo hagamos, para no hartar a Dios con nuestros pecados y él vea la obligación en nosotros de ser tratados duramente o que nos deseche.

Conclusión

Sea cual sea nuestra situación, clamemos a Dios porque él tiene promesas en su palabra, pero de acuerdo a su perfecta y santa voluntad. Que en nuestras vidas podamos depender de Dios en la circunstancia que sea, es verdad que del dicho al hecho hay mucho camino, pero es verdad también que alguien debe decir las cosas, hayan ideas y consejos para alertar a la hermandad, para alentar y animar a alguien en medio de la prueba o en su aflicción ¿nos confiamos en nuestras propias fuerzas? ¿estamos angustiados, afligidos por nuestros errores o por una injusticia contra nosotros ¿dependemos de Dios con todo lo que esto implique? dependamos de Dios en estas circunstancias.

Que la paz de Cristo envuelve nuestras vidas, a él sea la gloria.

Tal vez te interesen estas entradas

No hay comentarios