Y se ha inclinado el hombre, y el varón se ha humillado; por tanto, no los perdones. (Isaías 2:9 RVR1960)
Contexto del versículo:
Este texto profético es parte de una descripción de una visión del profeta Isaías de los postreros tiempos (v. 1), donde será confirmada la casa del Señor (v. 2) y los pueblos vendrán y seguirán los caminos de Dios (v. 3), pero también Dios juzgará a las naciones y reprenderá, en el cual, habrá paz (v. 4), luego viene un llamado de parte de profeta a la casa de Jacob para caminar en luz (v. 5), reconoce que el Señor ha dejado a su pueblo en ese entonces, porque tenían tradiciones extrañas, ídolos, agoreros, pacto con extranjeros, su tierra llena de ídolos fabricados por las manos de su pueblo (vv. 6-7), los reverenciaban y se humillaron ante ellos, es por eso el motivo de que el profeta Isaías dijese: no los perdones (v. 9), después, habló de que el hombre se esconda de la presencia temible del Señor (v. 10), también que la altivez del ser humano será abatida porque el día del Señor vendrá contra todo soberbio y altivo (v. 11), luego, dio descripciones que apuntan a lo mismo (vv. 12-17), que el Señor quitará los ídolos (v. 18), que los hombres se meterán en cavernas por la presencia temible del Señor, cuando se levante para castigar (vv. 19-21) y por último, dejar de considerar al hombre, porque ¿de que ha de ser estimado? (v. 22).
Contextualización
El texto base de este devocional apunta a la humillación ante los ídolos, que el hombre se ha inclinado ante ellos, que el pueblo de Israel en ese entonces se inclinó ante los ídolos en vez de temer y reverenciar al Señor, el profeta Isaías era una voz por parte de Dios para hacerles saber sus pecados, para advertirles y conducirlos al arrepentimiento, pero el pueblo lamentablemente no querían escuchar y cuando escuchaban endurecían sus corazones, por lo tanto, el "no los perdones" es claramente porque el ser humano merece no ser perdonado. Nosotros muchas veces tenemos batallas, pero dentro de ellas a veces nos olvidamos que debemos cuidarnos de los ídolos, también pueden estar advirtiendonos de las consecuencias del pecado pero hacemos caso omiso a las advertencias, porque estamos faltos de discernimiento espiritual. El Señor viene, pero cuando venga vendrá a juzgar y su día será temible (Mateo 24:44; 2 Pedro 3:10; Apocalipsis 22:20), entonces este día el Señor nos está advirtiendo, que cuando él venga, vendrá a juzgar duramente al altivo y soberbio, pero mientras tanto que nos arrepintamos de los ídolos que puedan haber en nuestras vidas, aparte de los hechos por manos humanas, también están los ídolos de nuestros pensamientos e ideas, de carne y hueso, por ejemplo, los ídolos sexuales, los ídolos humanos y animales, los ídolos de la comodidad y materialismo, los ídolos del placer, los ídolos del estado, pueblo, nación o de un país, un ídolo político, un ídolo predicador, entre muchos otros ídolos que pudiesen haber en nuestras vidas y en nuestros países, como lo hubo en los tiempos del profeta Isaías.
Ahora, ¿qué haremos ante estas situaciones? y ¿qué haremos para contrarrestarlas?, en primer lugar, si andamos en estos pecados es lógico de acuerdo a nuestra fe cristiana el reconocer estos pecados y apartarse con la ayuda de Dios, él perdona y en medio de su perdón nos da fuerza espiritual para hacer frente a estas cosas, pero eso no es suficiente, no es suficiente arrepentirse y después quedar pasivos ante estas situaciones, porque es necesario enmendar los errores, no solamente apartarse, porque apartarse implica hacer otras cosas para mantenerse apartados y por eso formulé la segunda pregunta, entonces en segundo lugar, para contrarrestar estas cosas podemos verlas desde dos formas y mejor sería practicarlas al mismo tiempo: la primera sería nuestra diligencia en practicar las disciplinas espirituales como la oración, la lectura bíblica, la reunión, la evangelización, la idea siempre es andar en el Espíritu, una práctica muy fundamental para combatir estas prácticas pecaminosas y mantenernos apartados de la idolatría, y lo segundo (aunque pueden haber más) es la intercesión y el clamor en medio de nuestras oraciones, para que el Señor quite de nuestras vistas y de nuestras almas estos pecados, pero no solo para nosotros, también por los demás que no conocen a Cristo, que no tienen una relación personal con él, pedir por aquellos que no han visto claramente la majestuosidad en sus vidas o la claridad de las enseñanzas de Jesús, incluyendo a brujos y satanistas, para que así el Señor limpie también sus vidas y que cese cada vez más estas inclinaciones idolátricas que hay a nuestro alrededor y contrarrestando también las fuerzas de las tinieblas, la brujería y el satanismo, ya que estas artes oscuras son las religiones de Satanás, que por medio de ellas hace proliferar la inmoralidad sexual, la rabia, la confusión, la muerte, la enfermedad, las maldiciones, la idolatría, estimulando las pasiones humanas, para que se desordenen y así que una nación entera peque contra Dios, que lamentablemente es por la altivez y envidia que se hacen estas cosas, entonces no solamente sería nuestro deber o mera obligación clamar por ellos, sino un gran motivo y forma de enmendar nuestros pecados en agradecimiento a Dios por habernos perdonado. Ahora, también está el asunto de nosotros como creyentes, ¿tenemos problemas con la altivez, somos altivos y soberbios? El Señor viene y nuestra tarea es la santificación de nuestro ser: "Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación..." (1 Tesalonicenses 4:3), y también la importancia del fruto espiritual del Espíritu de Dios en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23), porque el Señor viene y su segunda venida será terrible si andamos altivos y soberbios en nuestros caminos. ¿Seguimos inclinados a ídolos? ¿todavía endurecemos nuestros corazones cuando nos advierten de las consecuencias del pecado y lo que implica la venida del Señor?
Aplicación
De acuerdo a lo expuesto:
- No confiar en un hombre sino en Dios, Temer a Dios y no a los ídolos (Mateo 10:28).
- Prácticas constantes de las disciplinas espirituales.
- Velar e interceder por los demás, para contrarrestar la idolatría, la hechicería, para enmendar nuestros pecados, mostrar frutos dignos de arrepentimiento.
- Considerar la manifestación del Espíritu, cuando produce fruto en nosotros (Gálatas 5:22-23).
Conclusión
En vez de inclinarnos a los ídolos y perseverar en hacer enojar a Dios, mejor humillarnos ante nuestro Padre, para que tenga misericordia no solamente de nosotros, sino de nuestra nación en donde estamos viviendo. ¿Hemos pecado? en Jesús hay perdón de pecado. El Señor viene. Bendiciones en Cristo.
