Guías negligentes


Vivo yo, ha dicho Jehová el Señor, que por cuanto mi rebaño fue para ser robado, y mis ovejas fueron para ser presa de todas las fieras del campo, sin pastor; ni mis pastores buscaron mis ovejas, sino que los pastores se apacentaron a sí mismos, y no apacentaron mis ovejas (Ezequiel 34:8 RVR1960)

Panorama del texto bíblico

En este verso profético o versículo bíblico, el Señor habló por medio del profeta Ezequiel contra los pastores de Israel, los pastores de su rebaño (vv.1-2) y describe una condición lamentable de egoísmo y descuido, de aprovechamiento y de negligencia. Era una situación crítica en ese tiempo en Israel y el Señor describió toda esa negligencia por parte de estos pastores, que degollaban a la engordada y no apacentaban el rebaño (v.3), que en vez de cuidar, apacentar y buscar la descarriada, se enseñoreaban de ellas con dureza, las maltrataban y eran indiferentes (vv.4-6), después el Señor declaró la profecía contra los pastores de su pueblo, recordando nuevamente sus negligencias anteriores (v.7) en la palabra citada de manera central en este devocional (v.8), entonces vino la sentencia contra todos ellos, para liberar a sus ovejas (vv.9-10), una profecía donde prometió el Señor que apacentará a sus ovejas con reposo y abundante alimento (vv.11-15), cuidaría a la enferma y buscaría a la descarriada, pero a la engordada y a la fuerte las juzgaría con justicia (v.16), después un mensaje a sus ovejas, que las juzgaría individualmente, entre oveja y oveja, por lo que hacen también, por sus faltas (vv.17-19), entonces les declaró que juzgaría entre oveja flaca y engordada por cuanto había igualmente injusticias entre ellas (vv.20-21) y libraría a sus ovejas, para que no sean presa y pondría un solo pastor, el Señor sería su Dios y su siervo David príncipe de ellos (vv.22-24), que haría un pacto de paz para que estuviesen seguros (v.25-26), la tierra daría frutos (v.27), no serían más presas de las naciones (v.28-39), recordando que él es Señor de sus ovejas e Israel su pueblo (vv.30-31).

Contextualización para nuestras vidas

Este texto profético es una clara señal de decadencia espiritual, de negligencia por parte de pastores o de cualquier ministro de Dios, fijémonos que no habla en el sentido de "falsos pastores" o "falsos creyentes" como uno pudiese imaginar, aunque si hay tales casos, pero más bien y lo central en este texto es que es dirigido a verdaderos creyente, a verdaderos pastores describiendo sus negligencias, su descuido, sus egoísmos de apacentarse a sí mismos, que andan en la condición de falsos pastores que solo les interesa las ganancias porque solo son asalariados (Juan 10:12), que maltratan a las ovejas con su sectarismo, con su legalismo o su libertinaje, que atan cargas que ni ellos pueden llevar igual que los fariseos en los tiempos de Jesús (Mateo 23:4), con su inmadurez a la hora de corregir o apacentar, entonces es lógico que las ovejas, que en nuestro caso sería un congregante laico, que no ha sido ordenado, reconocido o investido por el Señor y su iglesia con una autoridad delegada para ejercer algún servicio eclesiástico, porque necesita madurar, necesita nutrición, crecer en carácter para con Dios, necesita ser discipulado, entrenado y así como en los tiempos de Ezequiel pasaban estas situaciones, efectivamente en este tiempo está pasando, aún en iglesias que predican la verdad de la palabra de Dios, hermanos que por estas causas no perseveran en las reuniones por la imprudencia del ministro, por su descuido, por no controlar su lengua, por su sensacionalismo o su formalismo seco, por ser autoritario en sus opiniones, por no mostrar fruto del Espíritu en su vida y en cómo expone su predicación, por ser indiferente al sufrimiento del congregante, por no involucrarse personalmente en enseñanza, en consejería como debe ser el discipulado bíblico, en una relación de hermandad con el hermano que necesita del cuidado, al igual que una oveja, cuando no se ejerce como corresponde el servicio encomendado por Dios de apacentar a la grey, que no debe ser forzado, como teniendo señorío sobre ellos sino voluntariamente, con cuidado (1 Pedro 5:1-3), cuando no se cumplen los requisitos de un apacentador o de un servidor (1 Timoteo 3:1-13), sino todo lo contrario, es comerciante, que manipula, que hace favoritismos, es intruso de la vida de los demás, se cree el "único ungido de Dios" o "la cabeza de la iglesia", idólatra del diezmo, de las ofrendas y de tener la razón en todo en su orgullo, anda igual que un falso maestro o falso pastor, en sus hipocresías hasta las últimas consecuencias, el Señor tenga misericordia todos. Así como en los tiempos del profeta Ezequiel nosotros podemos tener alguna responsabilidad congregacional, pero no la estamos ejerciendo completamente o como corresponde, estamos dejando de lado la importancia de negarse a uno mismo (Mateo 16:24) para apacentarnos a nosotros mismos, tal vez no de la misma manera que un falso maestro, pero sí lo suficiente para que el Señor considere que somos "egoístas", en nuestra comodidad, en nuestra pereza, en nuestra negligencia, no estamos llevando la cruz que nos corresponde (v.24) y ayudando también a llevar las cargas de los demás hermanos para así cumplir la ley de Cristo (Gálatas 6:2), creemos que el tener una autoridad delegada nos hace "infalibles", nos da automáticamente "la razón" en todo, que tenemos que siempre ser cargantes, gritones, hablar airado y pesados con los demás hermanos, porque somos los "siervos de Dios", más aún si nuestra predicación es lo "más bíblica que hay" por una ráfaga de versículos bíblicos citados, no nos damos cuenta que estamos devorando con nuestra lengua, con nuestra imprudencia a nuestro prójimo y no solo a nuestros hermanos de la fe, creemos erróneamente que el Señor nos ha dado espíritu de dominio propio, pero olvidándonos que ese espíritu de dominio propio también incluye poder y amor (2 Timoteo 1:7) para maltratar a la hermandad, para destruir a su iglesia con nuestra negligencia, haciendo división más que unir con el amor de Cristo y ser misericordiosos, no nos damos cuenta que nos estamos volviendo "anticristos", haciéndonos pasar como los únicos "ungidos" o cuando reprendemos innecesariamente y duramente a la oveja débil, a la oveja que necesita de más cuidado, al creyente inmaduro que necesita de amor, de comprensión, a veces solo necesita ser escuchado por alguien más que nuestra palabrería y consejos que ni siquiera cumplimos, pero no, metemos nuestra lengua donde no nos corresponde, no esperamos en Dios, queremos controlarlo todo, aún al Espíritu Santo mismo y no discernimos tal situación por nuestra adoración a nuestro orgullo, nos olvidamos que el pastor por excelencia es nuestro Señor Jesús (Salmos 23:1; Juan 10:11, 14), que la iglesia es del Señor y no nuestra propiedad privada, que los hermanos son siervos del Dios altísimo y no nuestros empleados, no nuestros esclavos, que Jesús es nuestro maestro (Mateo 23:8), que él quiere que si apacentamos, sea sirviendo y no enseñoreando como lo hace este mundo (20:26-17), con las negligencias anteriores permitimos que la vida de nuestros hermanos sean acechadas por las "fieras del campo", pero que en este caso sería por falsos maestros, falsas doctrinas, a merced de Satanás y sus demonios. También que el Señor juzgará a cada uno de nosotros, al igual que las ovejas que describe Ezequiel 34:17-19, haciendo diferencias entre una y otra, entre un creyente y otro, nos pedirá cuentas de nuestra negligencia, por pisotear al hermano, por calumniar, por tener favoritismo entre nosotros, de no discernir y apartarnos también de los falsos hermanos, aún no teniendo una autoridad delegada, el Señor nos apacentara duramente si andamos en desobediencia, entonces debemos también considerar esto con cuidado, el Señor está en contra de nosotros si andamos pecando de esta manera, recordemos que el Señor aborrece lo siguiente: "... el que siembra discordia entre hermanos" (Proverbios 6:19). Ahora ¿cómo nosotros nos dirigimos con la hermandad? ¿somos como los pastores de Israel en aquel entonces, negligentes que se apacientan a sí mismos? El Señor vive y esta palabra es una gran advertencia, una gran amenaza para nosotros si andamos en todos los pecados anteriores y él nos está recordando esta condición lamentable, pero que aún hay esperanza hermanos, pero si decidimos hacer todo lo contrario, haciendo la paz con nuestro Señor. Que el Señor tenga misericordia de todos nosotros. 

Aplicación

Las siguientes exhortaciones de acuerdo con lo desarrollado:
  • No nos confiemos con la falsa esperanza de que estos textos se refieren principalmente a falsos pastores, o a falsos creyentes, para que no andemos de "fariseos" diciendo: "... Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. (Lucas 18:11), pero en el sentido de que "no somos como el tal falso pastor o falso creyente". El Señor nos libre de caer en esta condición.
  • Identificar con una autocrítica propia si hemos sido negligentes, si hemos sido déspotas, sectaristas, orgullosos, aprovechadores, si hemos sido un vividor a costa de la hermandad con nuestro servicio eclesiástico o si andamos como ovejas sin pastor, pero dañando a otras ovejas, si hemos descuidado nuestra labor de edificar, para así arrepentirnos y hallar misericordia oportuna para con nuestro Padre (Proverbios 28:13).
  • Tener de suma en cuenta durante toda nuestra peregrinación en esta vida que el pastor es Jesús, amo y señor de la iglesia, siendo él su cabeza (Efesios 5:23), y nosotros somos "siervos inútiles" y la hermandad no es nuestra propiedad privada para maltratar, que no hay en un nuevo pacto "ungidos especiales" sino funciones diferentes (Efesios 4:11), para la edificación del cuerpo de Cristo (v.12) y que apacentemos a nuestra hermandad con amor, involucrarnos personalmente como lo es el discipulado bíblico.

Conclusión

Entonces podemos entender que esta palabra es una gran advertencia, pero todavía es tiempo de enmendar nuestros errores, de hallar misericordia oportuna delante de nuestro Padre por medio de Jesús, ahora ¿nos quedaremos iguales ante la negligencia cometida? ¿seguiremos siendo guías negligentes? ¿amaremos a nuestra hermandad como el Señor Jesús lo demanda? recordemos que el amor es el motivo más que suficiente para hacer una labor conforme al corazón de Dios, ese que no busca lo suyo sino primeramente el de los demás. 

Hermanos, se que cuesta mucho, pero con amor podemos. Bendiciones en Cristo.

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