La Oración. La orden literal que no es vana repetición

Padre nuestro, una enseñanza directa de Jesucristo

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Texto:

Hola mis hermanos, les saludo en el amor del Señor Jesús y estaré dando una reflexión en cuanto a un mandamiento que el Señor nos da, no importa si uno es nuevo o antiguo en la fe, pero es un mandamiento, en el cual, se requiere hacer el énfasis necesario y se encuentra en el versículo 9 de Mateo 6 RVR1960, que dice así:

Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 

Principios anteriores

Anteriormente he estado exponiendo unas reflexiones sobre tres principios:

Primero, el Señor Jesús manda que nosotros no oremos como los hipócritas, porque a ellos les gusta ser vistos ante los hombres, orar públicamente. El segundo, que cuando oremos, en cuanto a nuestra oración personal, lo hagamos en privado, para recibir la recompensa de nuestro Padre. Estos son dos principios que están muy entrelazados.

Y el tercer principio, como podría decir, es que no usemos repeticiones vanas y no seamos palabreros como los gentiles, como los no cristianos en nuestro contexto [actual], porque ellos creen que mientras más hablan o más piden ante Dios, más serán escuchados, cosa que no es así, porque el Señor en su Omnipotencia, Omnipresencia y Omnisciencia sabe de las necesidades e intenciones que tenemos, también, porque nos invita a participar en la oración, para que seamos participes de las bendiciones divinas y una de ellas, la principal es la salvación de nuestra alma, y también para que no cedamos a las tentaciones, así, manifestar la naturaleza divina.

Mandamiento literal

Entonces, continuando, en este versículo Jesús dice: "pues oraréis así" y es un mandamiento literal. Ahora se preguntará:

¿Por qué lo digo?

Porque hay otro testimonio en la escritura que lo podemos leer en Lucas 11 DHH, en el versículo 2 y dice así:

Jesús les dijo: —Cuando oren, digan: “Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino".

Hasta aquí me detengo, porque como ustedes sabrán y si no saben, aquí habla sobre la oración del “Padre nuestro”, similar a lo que nombra él en Mateo 6:9-13, que vendría siendo el "contenido de la oración".

Ahora, con el relato del “Padre nuestro, santificado sea tu nombre, el pan nuestro de cada día...”, ustedes lo verán si lo leen, se puede entender las enseñanzas y directrices que hay en ese contenido de la oración, aparte de los principios [en las reflexiones] anteriores nombrados, como uno debe orar, conforme a la voluntad de Dios, pedir el sustento, perdonar, que venga el reino y protección, pero lo que quiero recalcar acá es el mandamiento, si bien, eso puede ser aplicado de manera espontánea y no estoy en contra siempre reconociendo que el mandamiento es literal, porque para el Señor Jesús decir el “Padre nuestro” no es una vana repetición, aunque uno crea que puede serlo al repetir la oración del Padre nuestro.

El “Padre nuestro” no es vana repetición

¿Por qué se los digo?

Porque el Señor no se contradice. Si Jesús en el versículo 7 nos manda a no hacer vanas repeticiones como los gentiles, entonces, ¿Por qué en el versículo 9 nos muestra que oremos así? Y ¿en Lucas 11 cuando el Señor ordena a sus discípulos, dice: "cuando oren, digan", en el versículo 2? Porque se puede concluir que ante el Señor no es vana repetición cumplir sus mandamientos.

¿Por qué en Lucas el Señor Jesús les dice eso?

Porque uno de sus discípulos preguntó: "enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos" [1]. El Señor dice: "Digan" y nombra el Padre nuestro.

¿Por qué lo recalco hermanos?

Porque se trata de un mandamiento de Jesús, si él lo dice, es porque hay que hacerlo.

La espontaneidad de la oración como aplicación

Ahora, no estoy negando la espontaneidad y la libertad que uno pueda concebir, en cuanto a la oración del Padre nuestro como "oración modelo", pero es una aplicación, no un mandato, porque el Señor dice en el versículo 9 de Mateo 6: "vosotros, pues, oraréis así..." y no es una sugerencia, tampoco una parábola [menos dice que sea una oración modelo], sino un mandamiento [una orden], por lo cual, debiéramos, sin ser dogmático [2], por supuesto, es decir, doy libertad de que usted conciba [en su mente cómo orar] y que el Espíritu Santo obre en usted, pero, considero en esta reflexión que debiéramos reconocer la literalidad de este mandamiento y por supuesto, doy libertad de aplicarlo de manera espontánea, porque es muy bueno. Ahora, que otras personas lo hagan y lo repitan como si nada, sin corazón o sin reverencia, bueno, ellos serán los irreverentes, pero, si somos discípulos de Jesús y nuevos en la fe, consideremos fuertemente este mandamiento que aparece en el versículo 9, ¿Se entiende? Ahora, surgen las preguntas [de reflexión]:

¿Oramos el Padre nuestro como manda el Señor Jesús? ¿Nosotros cuantas veces la hacemos o solo oramos de manera espontánea?

Dejo las preguntas y no es necesario contestarme, sino a su corazón, para que nosotros desde ahora, sigamos y hagamos este mandato, o sea, obedezcamos a Dios diciendo el "Padre nuestro" de corazón, siempre de esta manera, pero no esperar a sentir para orar, porque una de las implicaciones del amor no es solo el sentir [3], sino también es decidir, si falla nuestro sentimiento, la decisión por fe es la que el Señor valora, a pesar que nosotros no merecemos nada [por nuestro pecados], pero el Señor en su gracia, porque es bueno en esencia [4], se goza de ello, por eso, es bendito el Señor Jesús, bendito es el Padre de la gloria.

Conclusión

Así que, mis hermanos, no quiero extenderme más en este punto. Aun así, les invito a dejar alguna sugerencia e intento no ser dogmático, sino expongo lo que he comprendido y he enseñado, pero ustedes lo recibirán o lo rechazarán, lo demás, depende de ustedes, pero intento ser fiel al Señor, obviamente no lo sé todo, si me equivoco, corríjanme, pero con amor, porque de eso se trata el cristianismo y así ser edificados.

Antes de terminar, voy a repetir porque es importante: La oración es un medio [de gracia], por el cual Dios y el hombre se comunican, tienen comunión con el propósito de nosotros manifestar las características espirituales del Señor Jesús en nuestra vida, que incluye dejar el pecado, arrepentirnos diariamente, obedecer los mandamientos del Señor Jesús y poder gozar del fruto del Espíritu, hasta que el Señor venga a buscarnos.

Eso, pues, hermanos, les dejo esta reflexión y que el Señor Jesús les bendiga enormemente, amén.

Notas:
[1] cf. Lucas 11:1 DHH.
[2] Sobre caer en un "dogmatismo", es decir, hablar como si uno enseñara de manera infalible e incuestionable.
[3] El amor no es "sentimentalismo".
[4] cf. Salmos 100:5.

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