
"Un corazón puro y santificado es la mejor arma antiborrachera, anticodicia, antipornografía, antimentira y todos los "anti" que pueda haber".
Ataduras de hábitos pecaminosos
Hermanos, es realidad este tema de estar "atado" a hábitos pecaminosos y que espíritus malignos, aprovechándose de esto, influyan en nosotros, para que no estemos en comunión con nuestro Padre, por medio de tentaciones, estimulando esa naturaleza que nos induce a pecar, para pecar con más fuerza.
Cuando hablo de "atados", no me refiero necesariamente a que una entidad demoníaca esté detrás de esto, por lo menos no de manera primaria, sino a hábitos que adquirimos antes de que nos rindiéramos a Cristo, que, aun siendo salvos por gracia, cuando estamos débiles, todavía caemos en ciertos pecados, por cuanto pudiésemos haber estado muchos años dedicándonos a lo mismo y que a nuestro cuerpo le es difícil dejar, porque se ha formado una costumbre muy arraigada en nuestro interior, tal y como pasa con una adicción, sobre todo si no tenemos una práctica sólida y constante de las disciplinas espirituales, medios de gracia que Dios nos instruyó para nuestra santificación en Cristo.
Libertad por medio de disciplinas espirituales
Entonces, para ser liberados de estos hábitos pecaminosos, es necesario de manera constante poner en práctica las disciplinas espirituales del cristianismo. Este es el sentido que se está exponiendo y que los demonios sí influyen, pero aprovechándose de estas debilidades.
Procurar la pureza interna
La clave, hermanos, para hacer frente a la concupiscencia, a todo hábito pecaminoso, como pueden ser la pornografía, la glotonería, la inmundicia, la lujuria, la codicia, la mentira, el alcoholismo, la drogadicción... Da lo mismo cuál sea el hábito pecaminoso; lo verdaderamente efectivo para hacer frente a todo esto es el mismo y desde la misma fuente, es decir, un corazón puro en Cristo Jesús, principalmente por medio de la disciplina de la oración y una actitud de humillación; también y muy importante, la adoración, para andar en el Espíritu. "No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu" (Efesios 5:18); "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41).
Un corazón puro y santificado es la mejor arma antiborrachera, anticodicia, antipornografía, antimentira y todos los "anti" que pueda haber, o es el mejor estado para hacer frente a todo hábito pecaminoso. Es verdad que no es solo esto, porque la obediencia a Dios implica otras cosas, pero desde el corazón puro en Cristo como nuestra base, podremos, de verdad, luchar contra todos estos enemigos de nuestras almas. Con razón está escrito:
Con toda diligencia guarda tu corazón, porque de él brotan los manantiales de la vida. (Proverbios 4:23 LBLA).
Conclusión: Purificación como contramedida
¿Nos animaremos en nuestras oraciones a pedir a nuestro Padre que siga santificando nuestro corazón?
Estoy seguro de que pedir esto al Señor es agradable y también su perfecta voluntad.